Bolsa, mercados y cotizaciones

Razones para subirse a un barco que parece que se hunde

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Joaquín Gómez

Si el miércoles de hace dos semanas, el día que el S&P hacía su decimotercer máximo histórico del año, alguien nos hubiese dado la oportunidad de comprar valores entre un 10 y un 20 por ciento más baratos, muchos hubiésemos firmado a ciegas para la parte de liquidez que hay que tener en cartera.

Hoy ha entrado ese pánico que nunca se vence de entrar en una casa quemándose o un barco que se hunde cuando el mercado cae a cuchillo por ese 'cisne negro' que es el coronavirus Covid-19.

Si la crisis, que tiene consecuencias imprevisibles y ya es más que de sentimiento, con el final del invierno permite recuperar una cierta normalidad, estaremos ante el momento óptimo de entrar en mercado. La oferta empezará a satisfacer la demanda y puede que el año no sea tan desastroso como para perder todo el crecimiento del beneficio por acción como augura Goldman. Estos oráculos imponen la lógica que si el tiempo arrecia mejor doblegarse a troncharse. Y hay mucho de razón en esa reflexión por aquello de que lo prudente en tiempos de tribulación es no hacer mudanza, sobre todo porque el coronavirus es la excusa perfecta que necesitaba la bolsa para depurar que estaba cara.

Llevábamos ya algún tiempo diciendo que todo empezaba a estar alto y que había que preservar ahorro para una corrección. Hemos pasado de pensar que había que recoger tomates de la tomatera a tener que sembrar en la caída de forma gradual y paulatina, porque será muy difícil encontrar el momento idóneo si se produce una recuperación que tenga solo la mínima intensidad con la que se ha producido la caída.

El convencimiento de que el mercado a corto o medio plazo se debe recuperar se encuentra en que el refugio de la deuda es la mayor burbuja -que no explotará pero si se desinflará- y que en el caso de los EEUU está cotizando ya entre dos y tres bajadas de tipos por parte de la Fed.

Puede que perdamos hasta un año de crecimiento y hasta buena parte de las ganancias de las compañías. Pero mientras en la próxima década la rentabilidad de muchos bonos será ínfima, las compañías volverán a a la senda de su crecimiento normalizado.

Llego a admitir que en esta crisis el multiplicador de beneficios que estamos pagando en el fondo que asesoramos, Tressis Cartera Eco30, que ha pasado de 12 a 11 veces se vaya a cuestionar hasta que el Covid-19 remita. Cuando esto ocurra, los beneficios volverán a su senda y con esos multiplicadores deben generar rentabilidades anualizadas durante la próxima década del 9%.

Igual que consideraba que antes estábamos en precios altos, ahora es el momento de planificar y entrar de forma gradual y paulatina a precios más razonables. La liquidez hay que considerarla como un arsenal de artillería que debe durar un asedio. Hay que sistematizar y planificar las entradas. No se dispara toda la pólvora de un tiro.

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