La bolsa no está dispuesta a renunciar a su rally de verano
Una vez más, parece que Wall Street va a ser capaz de sobrevivir a una violenta corrección. De hecho, el reciente batacazo debería atraer a nuevos compradores que quieren aprovechas los bajos precios actuales.
Aunque siempre habrá quien diga que esa entrada de dinero en los bonos puede hacer caer a la bolsa, lo cierto es que toda la evidencia empírica demuestra que los bonos y las acciones suben a la vez, y bajan a la vez (aunque a corto plazo siempre hay desajustes). Así que, si no hay más sustos ni ninguna catástrofe inesperada –la quiebra de un hedge fund…-, todo apunta a que Wall Street vivirá también este año su tradicional rally de verano.
Un rally que es tan estacional como la proverbial subida del petróleo durante la driving season veraniega. La fuerza que ha impulsado el crecimiento económico y la subida de la bolsa en los últimos años –el gasto de consumo en EEUU- se muestra en su apogeo en verano, como bien saben las aerolíneas, los hoteles o las agencias de viajes. Así lo confirmó el miércoles el Libro Beige de la Fed. De hecho, el Gobierno norteamericano ha aplazado un programa para endurecer la concesión de pasaportes con el fin de elevar la seguridad. Las vacaciones son las vacaciones.
Ahora bien, el mercado de deuda está enviando una señal que, en algún momento, la renta variable habrá de tener en cuenta. Los medios y los inversores han estado tan cegados por el petróleo en los últimos años que no han prestado atención a la impresionante subida de los bonos, que había llevado a sus rentabilidades a mínimos históricos. Cuando esa tendencia alcista termine y las rentabilidades superen el 6%, el efecto dominó en la bolsa, las hipotecas, las compras de empresas con deuda y el explosivo mercado de derivados pueden sufrir una tormenta de las que se ven sólo una vez en la vida , advierte David Callaway, redactor jefe de MarketWatch.
El principio del fin
A juicio de Callaway, es probable que éste sea el principio del fin del mercado alcista de la renta fija. Pero eso no significa que tenga que ocurrir de un día para otro, ni trasladarse automáticamente a la bolsa: en 1987, la tendencia alcista de los bonos terminó seis meses antes del crash histórico de octubre en Wall Street. Así pues, aunque los bonos empiecen a dar señales de agotamiento, la gasolina para esta fiesta aún no ha terminado, opina. Desde luego, las encuestas no muestran ningún tipo de miedo.
Ahora bien, este columnista está seguro de que la borrachera compradora va a terminar, y a terminar mal. Todo el mundo lo sabe . Callaway añade que todo el mundo quiere salirse del mercado, pero nadie quiere perderse el último y estimulante tirón hasta nuevos máximos; esa subida final que normalmente marca el techo del rally y el triunfo de la avaricia sobre el miedo . Su conclusión es que casi todo el mundo se quedará atrapado en la caída posterior, y será una caída salvaje. Pero todavía no .