Materias Primas

Invertir en materias primas con el calendario en la mano



    La fuerte correlación que tienen los precios de algunos de estos activos, como la soja, el gas natural o el zumo de naranja, con las estaciones del año, propicia que se pueda atisbar cuál es el mejor momento para obtener rentabilidades atractivas y cuándo es mejor deshacer posiciones

    Seguro que más de una vez cuando se acerca su periodo vacacional, ha mirado a diario el tiempo que le acompañará en sus días de descanso, ¿hará demasiado calor?, ¿lloverá? Y es que la estacionalidad es un factor sumamente importante cuando se organizan ciertos planes, ya que si lo que quiere es disfrutar de la playa, no elegirá un destino donde sea invierno y viceversa. El elemento de la climatología, que a priori poco o nada tiene que ver con la bolsa, también se convierte en un componente decisivo a la hora de tomar decisiones sobre algunos activos, como es el caso de las materias primas. La fuerte correlación que tienen los precios de algunas de ellas con las estaciones del año, propicia que el inversor, calendario en mano, pueda atisbar cuál es el mejor momento para obtener rentabilidad con estos activos y cuándo es mejor deshacer posiciones (eso sí, la estacionalidad no puede ser la única guía a la hora de invertir en materias primas, ya que son insospechables los otros elementos externos que influyen en sus precios). En este grupo encontramos algunos cereales, los combustibles o el zumo de naranja.

    "Atendiendo a la climatología, pueden hacerse estrategias de inversión en materias primas. Por ejemplo, si prevemos un año de sequía cabe esperar un repunte del precio del trigo en verano; si esperamos un año muy frío podríamos adelantarnos y comprar futuros de gas apostando por una subida del precio", indica Victoria Torre, de Self Bank.

    Los cereales

    Quizás una de las materias primas más dependientes de la climatología son los cereales, como la soja. El principal productor de esta oleaginosa es Estados Unidos y, normalmente, se cultiva en la zona del Medio Oeste por lo que suele sufrir sequías o inundaciones. Los futuros de este activo empiezan su escalada en febrero, alcanzando su precio más alto en junio y julio cuando se dan periodos de sequías. De hecho, este año, marcó máximos desde 2014 en el sexto mes, en los 1.178 dólares por fanega. Eso sí, si se producen inundaciones, su precio escalará en los meses de noviembre y diciembre. "Un ejemplo claro de estacionalidad lo vemos en el caso de la soja, que se produce en algunas regiones con cambios bruscos de clima (sequía, inundaciones?). Por ello, una correcta predicción puede traducirse en importantes beneficios a la hora de apostar por este activo", explica Victoria Torre. También Estados Unidos es uno de los principales productores de maíz. En el caso de esta materia prima, el pico más alto se suele dar en julio, debido a la incertidumbre respecto a la cosecha y a la demanda para alimentar el ganado.

    Los carburantes

    En este grupo bien se podría hablar de un carburante para cada época del año. Por un lado, la demanda de gasolina encuentra su época fuerte en verano por dos motivos: uno, aumenta el consumo debido a la época vacacional y dos, la temporada de huracanes, que oficialmente va del 1 de junio hasta el 30 de noviembre, suele afectar al precio de la materia prima (hablamos de la gasolina RBOB, aquella que no contiene oxígeno y está formulada para la posterior adición de etanol en la gasolinera). Y es que este fenómeno puede perjudicar el suministro de este combustible, ya que muchas de las refinerías que se encargan de producir este activo se encuentran en el Golfo de México, una de las zonas más afectadas por la meteorología. Generalmente registran sus precios más bajos en enero, pero a partir de febrero se inicia un rally alcista que se mantiene hasta mayo, que es cuando empieza la temporada de mayores desplazamientos. De hecho, desde el segundo mes del año al quinto, la gasolina ha repuntado más de un 76 por ciento.

    Por su parte, el gas natural se utiliza tanto para el aire acondicionado como para la calefacción, por eso, su demanda y, por ende, su precio, suele vivir periodos alcistas desde marzo hasta agosto y de octubre hasta enero. En el caso del aceite de calefacción, tiene su rally en los meses de invierno.

    El zumo de naranja

    Que los dos mayores productores de naranjas del mundo sean Estados Unidos y Brasil tiene un peso significativo en la cotización del zumo de naranja. Y es que el precio de esta materia prima protagoniza grandes fluctuaciones en el segundo semestre del año por las previsiones que hacen los meteorólogos sobre la temporada de huracanes. Partiendo de esta premisa, pueden darse dos situaciones. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos lanza sus estimaciones en mayo sobre las tormentas tropicales que pueden suceder y de cuál sería su intensidad. Si se estima una época de huracanes muy activa, el precio de este activo suele dispararse, ya que se espera que haya una escasez del producto por la destrucción de los cultivos. Sin embargo, si se prevé una baja intensidad de este fenómeno, la cotización irá a la baja, ya que la temporada de huracanes aportaría mayores precipitaciones, aumentando la cosecha y, por tanto, la oferta. Este año, el zumo de naranja marcó su máximo desde 2012 en el mes de julio al alcanzar los 193,25 dólares.

    Para invertir en las materias primas blandas, se puede recurrir a ETFs (fondos cotizados) como el Lyxor Commodities CRB Ex-Energy, que replica el índice Thomson Reuters/Jefferies CRB Non-Energy. Este producto, creado en 2006, tiene exposición a la soja, el maíz, el trigo y el jugo de naranja.