Materias Primas

Las claves para invertir 'calendario en mano' en las materias primas



    Muchas commodities históricamente manifestan una gran estacionalidad en la evolución de sus precios, lo que permite estimar qué momentos del año son más propicios para invertir y lograr una mayor rentabilidad para sus carteras.

    Aunque la actualidad en los mercados financieros esté prácticamente eclipsada por la renta variable y renta fija ante la crisis de deuda soberana, el mundo de la inversión no termina ni mucho menos en estas esferas. Otro de los mercados en los que se dan movimientos destacados es el de las commodities, sobre todo en las materias primas blandas.

    Este mercado guarda, además, una peculiaridad que le diferencia de otros valores negociables. Consiste en que el comportamiento de sus cotizaciones experimenta una mayor estacionalidad que la que hay en otros mercados. Es decir, en la evolución histórica del precio de los derivados de las materias primas y, sobre todo, de sus activos subyacentes se puede apreciar que hay variaciones cíclicas predecibles según la época del año. Sin olvidar que el efecto de las fluctuaciones estacionarias puede verse sobrepasado por hechos puntuales.

    Entre las materias primas más negociadas y que manifiestan una estacionalidad más intensa, de manera que calendario en mano un inversor pueda saber qué momentos del año puede resultar más recomendable tomar posiciones y cuando deshacerlas, figuran: la soja, el maíz, los combustibles, los cerdos magros y el zumo de naranja.

    El tirón de los cereales

    Los cereales y las oleaginosas están dando mucho de qué hablar este año. No en vano, la sequía que está azotando los EEUU y que los meteorólogos estiman que pueda ser la peor desde 1956 ha hecho que anteriores máximos históricos en estas commodities hayan caído como fichas de dominó. Sin embargo, pese al hecho extraordinario de las temperaturas que se dan en EEUU, el factor climático y las temporadas de cosechas son los factores que marcan la estacionalidad en el precio de la soja.

    Una parte importante de la producción mundial de esta oleaginosa normalmente se cultiva en la zona del Medio Oeste de Norteamérica. Por lo tanto, suele sufrir temperaturas muy altas o inundaciones. Los futuros de la soja tienden a experimentar ascensos después de febrero, alcanzando sus precios más altos en junio y julio, como en este ejercicio, cuando se dan periodos de sequía. Fue precisamente el pasado mes cuando la soja estableció su actual precio récord en los 1.777,75 dólares por fanega. Durante el resto de los meses del verano, los precios bajan, puesto que comienza la época del sembrado. En cambio, cuando se producen inundaciones, los picos del precio de la soja se dan en los meses de noviembre y diciembre y a partir de ahí empiezan a descender.

    Una estacionalidad similar presenta el maíz. Ésta puede ser dividida en tres temporadas: finales de primavera, cuando empieza la temporada de siembra; hasta mitad del verano, cuando los precios alcanzan su cénit hasta la cosecha y después de ésta. En concreto, es el mes de julio, porque es cuando casi todo el ganado ya tiene edad y el maíz se utiliza para alimentarlo, y hay incertidumbres respecto a la cosecha. Los precios se mantienen después de recogerse la siembra y, por lo general, suelen bajar en febrero.

    El ganado baila al son de los alimentos

    Hay otras materias primas que de por sí presentan un comportamiento cíclico y a la vez se ven afectadas por la estacionalidad de otras materias primas de las que tienen una fuerte dependencia.

    Un ejemplo bastante claro de esto son los llamados cerdos magros. Se trata de la raza porcina que se emplea para obtener la mayoría de productos cárnicos porcinos que se consumen y se exportan desde EEUU. Estos animales tardan en crecer alrededor de seis meses y sólo estarán listos para su comercialización cuando alcancen los 113 kilogramos de peso. Además, la producción de cerdos ocurre típicamente en la zona Medio Este del país. Esta materia prima experimenta una alta estacionalidad desde finales de febrero hasta mayo, porque las existencias de ganado porcino disminuyen, cuando los inversores lo adquieren por adelantado con vistas al verano.

    La cotización de los derivados del cerdo magro alcanzan su auge entre mayo y julio y posteriormente tienden a descender. Tanto el precio del maíz como el de la harina de soja también afecta al del cerdo, puesto que éstos suponen su principal fuente de alimentación. Es más, la espada de Damocles de la sequía en Norteamérica también pendió sobre el actual máximo histórico de esta commoditie, que llegó a superar los 97 dólares por libra a menos de 10 dólares de su precio récord en los 107,48. Sin embargo, el incremento de la oferta que ha señalado el Departamente de Agricultura de Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés) ha desplomado su precio hasta los 75 dólares.

    Un carburante para cada época del año

    Puede parecer que las fluctuaciones cíclicas sólo se dan en el ámbito de las materias primas blandas. Nada más lejos de la realidad, ya que dentro de los carburantes se pueden apreciar comportamientos estacionales que se suelen repetir en la mayoría de los años. Uno de ellos es la gasolina de RBOB, aquella que no contiene oxígeno y está formulada para la posterior adición de etanol en la gasolinera.

    Los precios de los contratos de futuros de gasolina generalmente registran sus precios más bajos en enero, pero a partir de febrero se inicia un rally alcista en sus precios que se mantiene hasta el mes de mayo, que es cuando empieza la temporada en la que más se desplazan los conductores. Otros factores estacionales que afectan el precio de la gasolina sin plomo es la temporada de huracanes, que oficialmente va del 1 de junio hasta el 30 de noviembre.

    Estas tempestades pueden afectar al suministro de este combustible y sostener e incluso tirar al alza su cotización hasta los meses de noviembre y diciembre. El motivo es que muchas de las refinerías que se encargan de producir esta materia prima se encuentran en el Golfo de México, una de las zonas en las que más se sufre el azote de estos fenómenos meteorológicos.

    Otra de las commodities en la que las oscilaciones cíclicas tienen una mayor recurrencia cada año es el gas natural. Este combustible suele dar el pistoletazo de salida a la subida de sus futuros en los meses de marzo y octubre, ya que este carburante se utiliza tanto para el aire acondicionado como para la calefacción, con lo que su demanda y, por ende, su precio, experimentan rachas alcistas que suelen ir desde marzo hasta agosto y de octubre hasta enero.

    De hecho, este verano las fuertes temperaturas en EEUU, aparte de disparar el consumo del gas natural en los niveles habituales, provocó que varias centrales nucleares tuvieran que parar temporalmente sus reactores ante el sobrecalentamiento. Esto hizo que parte de la producción energética nuclear fuera sustituida por la que se genera a partir de la combustión del gas natural, lo que acentuó excepcionalmente la demanda de esta materia prima. De hecho, desde mediados de marzo hasta julio de este año subió un 40%.

    El aceite de calefacción es otra de las materias primas cuya cotización tiende a bailar al son de las estaciones del año. Aunque a diferencia del gas natural, únicamente el invierno es el que origina la escalada que tiende a manifestar su cotización desde los meses de septiembre hasta enero.

    Estacionalidad bipolar

    Uno de los casos más curiosos dentro de la estacionalidad en las materias primas es el que experimenta el zumo de naranja. El resultado de las fluctuaciones del precio de esta materia prima durante el segundo semestre del año viene fuertemente condicionada por las previsiones que hacen los meteorólogos sobre la temporada de huracanes. No es para menos, ya que la mitad de la producción mundial de naranjas en el mundo se genera en Brasil y en EEUU (concretamente en el Estado de Florida). Dos zonas que se ven muy afectadas por la temporada de huracanes y cuya repercusión es muy dispar según la intensidad de las tempestades.

    De hecho, según el último informe del USDA para la campaña actual se espera que los cultivos produzcan 51 millones de toneladas de naranjas de las cuales 19 provendrán de Brasil y ocho de Florida. En mayo, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica hace una estimación de las tormentas tropicales que se van a producir y de cual va a ser su intensidad. Si se prevé una temporada de huracanes muy activa, tira al alza el precio del zumo de naranja ante la posible escasez de cítricos por la destrucción de cultivos por los fuertes vientos.

    En cambio, si las previsiones indican baja intensidad de las tempestades el precio de la naranja y de sus productos derivados sufre correcciones ya que se prevé que la temporada de huracanes traiga un aporte extra de precipitaciones que permiten una mayor cosecha y, por ende, un incremento de la oferta.