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Oro: el tradicional barómetro de la incertidumbre financiera



    ¿Qué significado tiene el oro para los mercados y la economía? Las claves del inusitado brillo del metal dorado.

    El 11 de septiembre de 2001, tras los atentados de Nueva York y Washington, su cotización en los mercados despertó y comenzó a subir. Han pasado casi cinco años y el oro sigue dibujando horizontes más altos.

    Por su papel protagonista en 'crashes' bursátiles, golpes de estado y crisis internacionesl, al oro le llaman el antagonista del optimismo financiero y su cotización actúa como el mercurio en un térmometro que mide la incertidumbre económica.

    Sin embargo, el oro ha acompañado desde marzo de 2003 el escenario alcista de las bolsas mundiales. Éstas, al calor del crecimiento económico sostenido en EEUU, la recuperación de Japón y la tímida mejoría europea, acumulan ganancias espectaculares que oscilan entre el 50% y 150% en las bolsas de uno y otro lado del Atlántico.

    ¿Pero por qué los inversores depositan su capital en certificados, fondos o activos relacionados con el oro? El principal atractivo reside, primero, en su papel de inversión defensiva ante la aparición de intensas tensiones geopolíticas, bélicas y terroristas generadas tras el 11-S de 2001.

    En segundo lugar, se invierte sobre todo como contramedida contra la inflación, que viene de la mano del crecimiento económico, unos tipos de interés bajos o por una escalada de los costes energéticos.

    A su lado, la fuerte caída del dólar –que desde 2000 hasta diciembre de 2004 redujo su valor frente al euro en un 64%– ha impulsado la presencia de los inversores estadounidenses en este mercado.

    Los europeos podrían haber tomado el relevo, ya que el euro registra una pérdida de valor este ejercicio que supera el 14%. La tasa de inflación supera el 4,3% en EEUU y el 2,5% en Europa. Y los economistas consideran el 2% como el nivel de equilibrio del crecimiento de precios.