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Un año de cárcel por robar un coche en un semáforo para el asesino de la estación del Metro de Navas de Barcelona
BARCELONA, 26 (EUROPA PRESS)
El acusado reconoció que sobre las siete de la tarde se acercó a un turismo parado en un semáforo de la Gran Via de Barcelona con la calle Marina, abrió la puerta del copiloto, sacó a la fuerza a Francisco Javier R.R. cogiéndolo por las solapas, y obligó al conductor, Raúl B.N., a salir.
El chico que conducía explicó que vio pasar a David Z.G. dos veces por detrás del coche "con intención de hacer algo", pero cuando les obligó a salir del vehículo, no pudieron hacer nada por "la sorpresa y el miedo" a que estuviera armado. Ninguno de ellos sabía que el acusado mató a un hombre un mes más tarde de asaltarles.
Una vez se hizo con el control del turismo, condujo hasta Girona, donde llegó sobre las 22.30 horas. La Policía Local le detuvo allí a la 1 de la madrugada, después de que tuviera dos accidentes de tráfico y causara tales daños en el coche que fue declarado siniestro total.
Después de que David Z.G. reconociera los hechos y la fiscal rebajara su petición de prisión de dos años y medio a uno, el magistrado le condenó 'in voce' a un año de cárcel por robo de uso de vehículo a motor con intimidación, sentencia que ya es firme porque la defensa renunció a recurrirla.
ASESINATO EN EL METRO (MEO.XE)/p>
David Z.G. fue condenado este octubre a 15 años y medio de prisión por asesinato con alevosía con la agravante de disfraz y la atenuante analógica de anomalía psíquica, después de que un tribunal popular le declarara culpable por unanimidad de haber matado a un vendedor de cupones de la Once sordomudo lanzándolo a las vías del Metro de Barcelona cuando entraba un convoy, en febrero de 2007.
Basándose principalmente en las imágenes captadas por la cámaras de seguridad, el jurado declaró probado que, sobre las 15.20 horas del 21 de febrero de 2007, David Z.G., un esquizofrénico que frecuentaba un comedor social del barrio de Navas, llegó al poco concurrido andén lateral de la estación hacia Hospital de Bellvitge y se paró a escasos metros del túnel por donde entran los convoyes.
Poco después llegó la víctima y cuando el tren entró en la estación, David Z.G. propinó un fuerte empujón a Joaquín A. por la espalda y huyó por las escaleras, aunque varios usuarios pudieron alcanzarlo y detenerlo hasta que llegaron los Mossos d'Esquadra.
Los trenes entran en las estaciones a 35 kilómetros por hora, por lo que la conductora del convoy no pudo evitar atropellar a la víctima, que murió en el acto por la insuficiencia respiratoria causada por las fracturas craneales y costales, y sólo logró frenar a unos metros del otro extremo del andén.