La sombra del fiscal Alberto Nisman es alargada
"Existen elementos mucho más que suficientes que demuestran que el fiscal fue víctima de un homicidio", cuenta a Efe Manuel Romero, abogado de las hijas del fiscal en la causa que investiga si el tiro en la cabeza con el que apareció el 18 de enero de 2015 en su casa fue por un suicidio o un homicidio.
El episodio que más ha marcado a la sociedad argentina en el último lustro no está exento de un importante componente de división acerca de qué le ocurrió a Nisman y el nivel de veracidad de la denuncia que presentó contra la ex jefa de Estado y parte de su equipo, por el presunto encubrimiento de los iraníes sospechosos del atentado contra una mutua judía que dejó 85 muertos en 1994.
"Creo que la investigación debería terminar en donde empezó, en determinar que fue un suicidio, y por lo cual no puede avanzar más que eso", narra Marcelo Horestein, secretario de la organización Llamamiento Judío, para muchos vinculada al kirchnerismo pero autodefinida como "judía, argentina, progresista, humanista, laica, nacional y popular" y sin nexos con el anterior Gobierno.
Pocos meses antes de dejar la Presidencia, el suceso marcó para siempre a la gestión de Fernández (2007-2015), quien niega la acusación de Nisman y se expresó por última vez sobre el tema hace poco más de dos semanas: "Lo único que les falta es acusarme de la muerte de (John F.) Kennedy", dijo por Twitter.
En el lado opuesto de Llamamiento Judío está la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), querellante en la causa por la denuncia de Nisman, que había sido archivada en varias instancias pero que la Justicia reabrió a finales de 2016 tras los recursos presentados por esa organización.
"Creo que en ningún país del mundo, (de) una desaparición dudosa de un fiscal de la Nación transcurren dos años sin aún conocer con exactitud qué es lo sucedido", por lo que "no se puede dilatar más", dijo esta semana el titular de la DAIA, Ariel Cohen Sabban.
Dos son las causas que mantienen en vilo a los argentinos: la que intenta dirimir qué le ocurrió a Nisman y la que investiga si, como denunció, el kirchnerismo negoció con Irán el encubrimiento de los supuestos responsables iraníes del atentado a cambio de impulsar el comercio bilateral.
La reapertura de esta última es para los allegados a Nisman una prueba de que su denuncia "era no solamente coherente sino fundamentalmente verosímil" y echa por tierra las tesis de quienes sostienen que la muerte fue un suicidio porque el fiscal pudo haberse dado cuenta de que no tenía pruebas de lo que sostenía.
Hasta ahora, los presuntos delitos que investigan ambos expedientes se mantienen impunes.
Nadie cumple condena por el atentado -el peor de la historia argentina-, ni por la muerte del procurador, ni por el presunto encubrimiento; y la investigación del deceso, dos años después, ha sufrido constantes idas y vueltas judiciales hasta acabar, finalmente, en el fuero federal, el de mayor competencia del país.
Antes de mediados de año, una junta interdisciplinaria ordenada por la Justicia determinará las causas del fallecimiento.
"En las manos del fiscal no había residuos de disparo. El arma que se secuestra en (casa de Nisman) las deja", relata Romero para desechar la idea del suicidio.
El letrado, convencido junto a la familia del fiscal de que fue un asesinato por el trabajo que desempeñaba, destaca las irregularidades en las que a su juicio se incurrieron tras hallar el cuerpo sin vida.
"Su computadora fue manipulada, su teléfono fue borrado. Su departamento fue limpiado porque solo se pudieron recoger dos huellas con patrones morfológicos de Nisman. No hay huellas ni de su madre, ni hijas, ni empleada doméstica, ni custodios, ni de su secretaria", recuerda.
Las sospechas de mal desempeño cobraron fuerza luego de que en diciembre pasado, Eduardo Taiano, fiscal de la causa, denunciara a su colega Viviana Fein, anterior encargada del caso, entre otros, por supuestas irregularidades en la investigación.
"Esta causa está siendo usada como ariete contra un Gobierno legítimamente elegido. Se quiso convertir la causa de la muerte casi en un golpe blando contra un Gobierno democrático", añade Horestein, para argumentar que no hay pruebas que demuestren que Nisman estuviera acompañado cuando murió, "con lo cual es imposible un asesinato".
En declaraciones a Efe, el rabino y ministro de Ambiente, Sergio Bergman, defensor de la tesis del homicidio, destacó que lo que mataron de Nisman "es su vida pero no su obra", por el hecho de que por fin se comience a investigar lo que denunció.
Hasta ahora, solo está imputado el colaborador informático Diego Lagomarsino, por prestarle el arma que acabó con su vida -que sostiene que el fiscal le pidió para proteger a sus hijas-, y sus custodios fueron acusados de incumplir sus deberes como funcionarios.
"Lagomarsino cuanto menos es la persona que llevó el arma al domicilio de Nisman para que los asesinos pudieran concluir con la faena. Si es que el no tuvo alguna intervención más", añade Romero.