El Supremo quita 23 tapices asociación Santa Rita y se los da al Arzobispado de Madrid
La asociación creó en 2001 una fundación destinada a "la explotación, gestión y administración de los 23 tapices" y se los alquiló a la Real Fábrica de Tapices en 2002, lo que llevó al Cardenal de la Archidiócesis de Madrid, Antonio María Rouco Varela, a disolver la asociación y reclamarle las obras.
La asociación se convirtió entonces en asociación civil y denunció, en boca de su presidenta, Rosa Barranco, que Rouco "los quiere como meros ornamentos para mayor gloria del Arzobispado".
Fue esta asociación la que presentó ante el Tribunal Supremo el recurso que ahora ha sido fallado en su contra, después de un proceso judicial que comenzó en 2002 y en el que la Asociación ganó dos veces en el juzgado civil para que más tarde la Audiencia de Madrid le diera la razón al Arzobispado.
Ahora el Supremo ha confirmado aquel fallo de la Audiencia de Madrid y ha dictado que el Arzobispado estaba en posesión de un título válido para adquirir los tapices ante la decisión de extinguir la asociación citada.
Los estatutos de la propia asociación ya preveían que los bienes que constituían su patrimonio pasaran a la propiedad de la Archidiócesis de Madrid en caso de disolverse la organización, recuerda el Supremo.
El alto tribunal distingue en la sentencia entre dos asociaciones distintas, la primera, religiosa, erigida canónicamente en 1834, la que recibió la herencia de los tapices de manos de su propietaria; y otra segunda, civil, constituida en 2009, diferente de la anterior.
Esta segunda, la Asociación Civil Santa Rita de Casia de Madrid 1834, y su fundación, no tienen derecho a los tapices, señala el Supremo.