Presidente colombiano visitó en Bogotá a ex rehenes de las FARC
Después de un encuentro con la ex congresista Gloria Polanco, Uribe aseguró: "Ella me contó todos los oprobios. Me duele mucho. Por eso, en esta hora de dificultades, mis compatriotas firmes contra el terrorismo y sus patrocinadores", dijo a periodistas.
Después, tras un encuentro con el ex congresista Luis Eladio Pérez, Uribe dio cuenta de lo conversado y aseguró que a la felicidad por su liberación se le suma "la tristeza de oir la narración de la tortura a la cual fue sometido".
"Ustedes saben que desde hace días nosotros seguimos buscando plenamente la liberación de los secuestrados. No tenemos tranquilidad de día ni de noche, no tenemos reposo, hasta que tengamos los secuestrados a salvo, los secuestrados totalmente liberados. No desmayaremos un momento", enfatizó.
Uribe se comprometió a "seguir buscando a través de todos los instrumentos constitucionales" la liberación de los plagiados. "La vamos a seguir buscando a través de la comisión de la iglesia Católica, de los dos delegados europeos (de Francia y Suiza), de la acción de nuestra Fuerza Pública", dijo.
El mandatario colombiano reiteró su disposición a llevar a cabo una liberación masiva de rebeldes a través de una ley llamada de Justicia y Paz que otorga beneficios jurídicos a ex combatientes.
Los ex rehenes Luis Eladio Pérez, Gloria Polanco, Orlando Beltrán y Jorge Eduardo Gechem fueron liberados la semana pasada en un gesto de las FARC hacia el presidente venezolano Hugo Chávez y la senadora colombiana Piedad Córdoba, quienes en noviembre fueron cesados por el gobierno colombiano en su papel de mediadores por el canje humanitario.
La liberación de los cuatro secuestrados es la segunda que realizan las FARC. El 10 de enero, la guerrilla entregó a una misión venezolana, bajo la égida de la Cruz Roja, a la ex congresista Consuelo González y a Clara Rojas, quien fuera jefa de la campaña electoral de la colombo francesa Ingrid Betancourt.
Las FARC han planteado el intercambio de cerca de 39 secuestrados (entre los que además de Betancourt figuran tres estadounidenses que trabajaban para el departamento de Estado, así como varios policías y militares) por unos 500 guerrilleros presos.
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