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El atracador que mató a una panadera se escuda en su adicción a la cocaína



    Barcelona, 6 mar (EFE).- El atracador acusado de asesinar a una panadera en octubre de 2010 en el barrio barcelonés de Sant Gervasi ha admitido hoy que apuñaló a la dependienta, aunque sin intención de matarla, cuando intentaba asaltar la tienda para pagarse su adicción a la cocaína.

    En la sección tercera de la Audiencia de Barcelona se ha iniciado hoy el juicio contra Ángel R., para quien la Fiscalía pide 14 años y diez meses de prisión por el intento de atraco y el asesinato de la panadera, aunque le rebaja la petición de pena por la eximente de alteración psíquica, al reconocer su severa adicción a las drogas.

    El asalto a la panadería Bopan de la calle Muntaner de Barcelona que se juzga hoy, ocurrido hacia las 21.00 horas del 28 de octubre de 2010, fue el tercer atraco mortal en Cataluña en apenas quince días y avivó el debate sobre la seguridad en los establecimientos comerciales.

    El atracador, de 28 años, no ha tenido hoy reparos en reconocer que compró en un bazar chino un cuchillo de grandes dimensiones para cometer un atraco para poder comprar cocaína, sustancia a la que, ha dicho, es adicto y le ha obligado a reiterados ingresos en centros psiquiátricos y de desintoxicación.

    No obstante, Ángel R. ha mantenido que sólo "pinchó" a la dependienta de la panadería en una ocasión y en la pierna, para reducirla y sin intención de matarla, porque ella se echó encima suyo chillando cuando la intimidaba para que le entregara la recaudación de la caja.

    A preguntas de su defensa, el procesado ha relatado su historial de drogadicción, en la que se inició a los 14 años consumiendo "bastantes cantidades" de todo tipo de estupefacientes, desde alcohol, éxtasis o LSD hasta cocaína.

    Según su versión, cuando cometió el crimen acababa de salir de un centro de desintoxicación en el que había estado ingresado, pero no estaba tomando la medicación de antipsicóticos, ansiolíticos y antidepresivos que se le había prescrito.

    Poco tiempo antes del atraco mortal, ha resaltado el procesado, estuvo internado diez días en un centro psiquiátrico tras sufrir un brote psicótico que, entre otros efectos, le provocaba alucinaciones.

    "Tenía muchas ganas de consumir, estaba ansioso, sin saber qué hacía", se ha justificado el atracador, que ha insistido en que acuchilló a la víctima sólo para reducirla pero que, expresamente, dirigió la puñalada a la pierna porque no quería causarle una herida mortal.

    La versión del procesado ha sido desmentida por varios trabajadores de la panadería que han declarado como testigos en el juicio, especialmente una dependienta que vio entrar al atracador en la tienda y esgrimir el cuchillo cuando la víctima estaba todavía de espaldas mientras le exigía "dame la caja, dame la caja".

    "Ella dijo qué caja, qué caja, y no le dio tiempo a hacer más", ha contado la testigo, que asegura que el procesado "fue directamente a apuñalar a la panadera" en el vientre y que le asestó hasta tres puñaladas.

    El relato de esta testigo lo han corroborado otros empleados del establecimiento, algunos de los cuales corrieron tras el asaltante para reducirlo mientras llegaba la Guardia Urbana, que finalmente lo detuvo.

    El procesado, sin embargo, ha negado que intentara huir y ha explicado que él mismo se tiró al suelo deliberadamente para que lo detuvieran, porque era consciente de "lo que había hecho".

    El juicio prosigue mañana con la declaración de los médicos forenses que evaluarán el grado de adicción a las drogas del acusado, que según la Fiscalía tenía alteradas sus capacidades volitivas e intelectivas por padecer un proceso psicótico secundario derivado del consumo de cocaína y alcohol de larga evolución.