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Patente comunitaria trilingüe: la estrategia "franco-alemana" para dominar la innovación

    Imagen: Getty


    A pesar la resolución del TJUE del pasado 8 de marzo, la Comisión europea ha decidido seguir adelante con la creación de la pantente europea. España no puede permitir que terceros utilicen la excusa de la patente comunitaria como una herramienta para aumentar la competitividad y fortaleza de sus países y empresas en detrimento de España y las empresas españolas.

    A pesar de que el pasado 8 de marzo, el Tribunal de la UE deslegitimara por completo el sistema jurisdiccional de la patente comunitaria trilingüe (inglés, francés y alemán) propuesto por la Comisión Europea, ésta aprobó dos días después seguir adelante con la creación de la misma mediante el sistema de cooperación reforzada de 25 estados de los 27, dejando fuera a España e Italia, que se han negado a firmarla por discriminar económicamente a sus empresas.

    La actuación de la Comisión Europea no puede entenderse más que como una medida de presión de Francia y Alemania a España e Italia para que éstas renuncien a su idioma. Sin embargo España ya ha anunciado su intención de recurrir la decisión de la Comisión ante el Tribunal de la Unión Europea.

    Todos estamos de acuerdo en que es necesaria una patente comunitaria unitaria para que patentar en la UE de los 27 sea más económico y competitivos frente a la patente USA y japonesa; de hecho éstos son los motivos de su necesaria creación: por un lado rebajar, ostensiblemente, los costes del sistema actual en traducciones a todos los idiomas oficiales donde se quiera patentar y por otro reducir el coste del mantenimiento en vigor de las patentes.

    Discriminación lingüística

    Así pues, no deja de ser curioso cuando alemanes y franceses se negaron a renunciar al uso de sus idiomas cuando votaron en contra de que la patente comunitaria se tramitara sólo en Inglés a fin de abaratar los costes mediante el uso sólo del Inglés por como idioma internacional por excelencia en todos los sectores y ámbitos.

    Pero el objetivo citado no puede compartirse cuando unos países lo utilizan a su favor articulándolo de manera que dinamita la competitividad y capacidades en I+D de las empresas e investigadores españoles.

    Ha sido realmente insultante como Franceses y Alemanes (o la Comisión) han sacado a relucir nuestras vergüenzas en I+D para no admitir el español a la vez que aseguran que su no inclusión como idioma de difusión tecnológica no es discriminatorio para España ni sus empresas, pues bien ¿Saben que argumentaron la Comisión, Francia y Alemania para no aceptar el "English only" que se propuso inicialmente tanto por España como por otros estados de la UE? Pues, y literalmente, que sería discriminatorio para Francia y Alemania el no incluir ni el francés ni el alemán.

    Resulta de hipócritas que ahora Francia y Alemania digan lo contrario cuando se trata de España y el español, un idioma que tiene un alto valor económico por la cantidad de población y empresas que lo hablan en el mundo.

    España no puede permitir que terceros utilicen la excusa de la patente comunitaria como una herramienta para aumentar la competitividad y fortaleza de sus países y empresas en detrimento de España y las empresas españolas.

    Tanto el PSOE como el PP van de la mano en este asunto y no aceptan entrar en el sistema impuesto por el eje "franco-alemán" y debemos felicitarnos por la firmeza que han demostrado políticos como Diego Lopez Garrido o Aleix Vidal-Quadras.

    Que España no sea parte de la patente comunitaria no impedirá que las empresas españolas puedan solicitar la "Patente Comunitaria de los 25", las cuales, siempre podrán solicitarla gozando así de sus bondades. La no inclusión sólo significa que quien quiera que esa patente comunitaria en España tenga valor jurídico deberá presentar una traducción de la misma al español.

    Beneficios para algunos países

    Hoy en día el 85 por ciento de la documentación científica y técnica sólo se encuentra disponible en los documentos de las patentes, así que tener un acceso rápido, fiable y económico a ellas es vital para las empresas.

    Hay una clarísima relación entre la competitividad de un país y la capacidad que tienen sus estructuras productivas de acceder y analizar de modo ágil y eficaz la información tecnología. Pues bien, en el caso de que España aceptara el sistema lingüístico de la patente comunitaria que desea el eje franco-alemán, las empresas españolas sólo tendrían alrededor del 1 por ciento de las patentes comunitarias accesibles en su idioma mientras que los franceses y alemanes tendrían el 100 por ciento.

    No es lógico que una patente que va a ser válida en España no deba traducirse al español pues se dificultarían e incrementarían enormemente los costes en I+D y de oportunidad de las empresas españolas y sus investigadores ya que en su actividad diaria se verían obligadas a estar traduciendo constantemente del francés, alemán o inglés toda las patentes y tecnología que deseen investigar para mantenerse al día y poder sobrevivir tecnológicamente.

    Además, estos costes y gap competitivo frente a Alemania y Francia se incrementarán cada año al incrementarse la documentación tecnológica depositada sólo en estos idiomas (a parte del inglés que es un idioma neutro por su carácter de idioma franco).

    Otro extremo importante es, que al no ser legal el español, los textos válidos sólo serán los de estos tres idiomas pasando las empresas españolas a depender en gran medida de abogados localizados en dichos países con el consecuente incremento de costes legales que ello significa.

    Amenazas para las pymes

    También habrá peligro de que surjan "German y French trolls" como viene ocurriendo en EEUU (que amenazan con demandar a empresas por violar patentes sirviéndose de la amenaza del alto coste de los litigios en USA) cuando una empresa española sea simplemente amenazada de violación de una patente tramitada, por ejemplo en alemán o en francés.

    Si ya hay empresas extranjeras que amenazan a empresas españolas con violar una patente validada ocultando que hay recursos pendientes en la EPO (Oficina Europea de patentes) y versiones modificadas, en el caso de que no se acepte el español como idioma para la Patente Comunitaria se hará todavía más oscuro y fácil para que le tomen el pelo a los millones de pymes españolas bajo la amenaza de los altos costes legales que les implicará y sirviéndose de la opacidad del idioma en la tramitación de la patente comunitaria.

    En definitiva, aceptar un sistema de Patente Comunitaria en el que no se reconozca el español como idioma de difusión tecnológica y validez legal sería alejar más a nuestro país y empresas de la cabeza de Europa a nivel competitivo, erosionar los intereses de los países hispanohablantes y perder peso y en la política internacional al ser el español, un idioma hablado por más de 450 millones de personas, ninguneado.