Análisis: ¿Era Hugo Chávez un dictador o no?
La voz entrecortada y llorosa de Nicolás Maduro al anunciar la muerte de Hugo Chávez nos evocó a muchos el recuerdo de Carlos Arias Navarro cuando dio a conocer a la opinión pública el óbito también anunciado del general Francisco Franco. Y sin embargo Chávez, aunque golpista en su juventud, no fue propiamente un dictador a la usanza clásica: llegó al poder por las urnas y lo conservó por el mismo procedimiento. En directo: reacciones a la muerte | Galería de imágenes: la vida de Hugo Chávez
Sin embargo, no puede decirse con propiedad que el actual régimen venezolano sea una democracia, con sus características fundamentales: libertades civiles plenas, separación de poderes, gobierno de la mayoría con respeto a las minorías.
En 1999, Chávez promulgó su propia Constitución "bolivariana" "supuestamente, siguiendo los ideales de Bolívar-, que derogaba la de 1961, impecablemente republicana y de corte europeo, que sin embargo sirvió para generar una corrupción rampante que acabó deteriorando al régimen y a los propios partidos políticos.
La Constitución chavista es, en términos de derecho constitucional, un verdadero engendro que establece cinco "poderes públicos nacionales": Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral. De hecho, la ley fundacional alumbra una república presidencialista, en que la independencia de los poderes legislativo -con una sola cámara- y judicial es relativa, de forma que el presidente tiene amplio margen para gobernar con arbitrariedad.
Con todo, hay que reconocer que Chávez tuvo interés en guardar las formas. Como se recordará, en 2007 propuso una reforma constitucional para construir un "Estado socialista". Además, aquella reforma alargaba el mandato del presidente y permitía la "elección continua". Pero la reforma fue derrotada en referéndum. Sin embargo, una nueva reforma, en 2009, permitió a Chávez presentarse ilimitadamente a la reelección.
Con independencia de esta formalidad, la arbitrariedad de Chávez ha sido descarada en algunos aspectos clave, relacionados con los derechos fundamentales y con la libre expresión de la oposición. En agosto pasado, El País publicaba un reportaje de Carlos Lauría titulado expresivamente Una prensa debilitada tras el asedio del gobierno de Chávez. En él, se decía: "Durante más de una década como presidente, el mandatario venezolano Hugo Chávez ha producido una verdadera transformación en la cultura política del país.
A través del voto popular, el líder bolivariano fue concentrando poder en el ejecutivo, erosionando la división de poderes y socavando la independencia judicial. El deterioro de garantías constitucionales fue eliminando los contrapesos de la democracia y las instituciones se fueron debilitando en forma gradual".
Y en lo tocante a los medios de comunicación, se escribía: "A través de decisiones judiciales, procedimientos administrativos sancionatorios y campañas intimidatorias, decenas de medios audiovisuales han sido cerrados y la censura es cada vez más evidente, tal como revela un reciente informe del Comité para la Protección de los Periodistas. En el caso de Radio Caracas Televisión, conocida como RCTV, el ente regulador no siguió un proceso transparente e imparcial en su decisión de no renovar la licencia en mayo de 2007. Existió, en cambio, una decisión predeterminada y motivada políticamente para sacar fuera del aire al principal canal crítico".
Con estos datos en la mano, puede decirse que la democracia chavista fue un régimen autoritario con ciertas espitas que permitieron relativamente la participación pero sin las garantías inherentes a un auténtico Estado de Derecho. Su justificación ha sido la lucha contra la pobreza, y, realmente, los datos existentes confirman que de más de un 40% de pobres, el país ha pasado a poco más de un 20%. Lo indefendible s que para conseguir este avance haya habido que privar de los derechos civiles a toda la nación durante tanto tiempo.