La competitividad como método empresarial para hacer un buen negocio
Existen tres campos en los que es posible desmarcarse para ser innovador, y esos son en primer lugar el estratégico, es decir, el amoldamiento a la realidad del mercado para seguir siempre en la línea ascendente. El segundo de esos ámbitos se concentra sobre la metodología de gestión interna. Las diferentes áreas que dividen la empresa requieren una gestión actualizada según las características cambiantes y particulares. Por último, la tecnología. Aquí la innovación es una cuestión capital.
Con respecto al resto de empresas europeas, las españolas están por debajo en cuanto al índice de innovación. Esto se debe a diferentes motivos, a saber: el difícil acceso a recursos tecnológicos y financieros y la falta de colaboración entre empresas para proyectos de este cariz; pero sobre todo, la causa de esta situación es la percepción de riesgo por parte de las compañías frente al cambio.
Cultura del cambio
Para no desatender la necesidad de muchas empresas por afrontar el reto de ser innovadoras, las Cámaras de Comercio con el apoyo económico de los Gobiernos autonómicos y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) lanzan el Programa Innocámaras.
Objetivo
El objetivo es inculcar a la pymes, microempresas y autónomos de Andalucía, Asturias, Canarias, Castilla- La Mancha, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia y Murcia, la cultura de la innovación.
De esta manera el programa invierte en el desarrollo económico sostenible y en la competitividad de las empresas, desarrollando una metodología de acuerdo con una actitud sensible y favorable a la innovación. Innocámaras apoya del mismo modo en la búsqueda de soluciones para aplicar esa cultura del cambio, hace posible la creación de redes en aras a una mejor difusión del conocimiento y favorece la transferencia de tecnología desde organismos públicos y privados a las pymes.
Dos fases sucesivas
Las acciones individuales sobre la empresa se llevan a la práctica en dos fases. La primera consiste en un diagnóstico asistido y la segunda en un plan de apoyo a la innovación. Cada una de las compañías tendrá su consultor empresarial que valorará la situación tanto del mercado como del negocio en sí, recomendado a posteriori las mejoras necesarias para la competitividad de la empresa.
Finalizado este primer paso, el consultor, basándose en la metodología propia del programa, conforma las líneas maestras del plan de adaptación para la innovación y propicia el establecimiento de contactos entre empresas y entidades especializadas.
Se complementa el protocolo de actuación con un apoyo a los planes individuales y el fomento de la conciencia innovadora entre las empresas que toman parte en el programa . Para ello, están disposición de los participantes unas herramientas complemenarias consistentes en un portal tutorizado y varios foros sobre la innovación.