Internacional

El colegio derribado por el terremoto de México, foco del esfuerzo para salvar a niños atrapados

  • La pequeña pasó más de 28 horas atrapada en el colegio Enrique Rébsamen
  • Los padres de la niña estaban a pocos metros de los equipos de rescate
  • El martes se rescató a 11 menores y se recuperaron 25 cadáveres
<i>Labores de rescate en México tras el terremoto. Foto: Reuters</i>

Reuters

Decenas de socorristas trabajaban incansablemente el miércoles para rescatar a una niña de entre las ruinas de una escuela que se desplomó por el devastador seísmo que sacudió México y que ha causado más de 230 muertos y ha derribado decenas de edificios.

Conforme pasaban las horas crecían las expectativas y la incertidumbre sobre si la niña podría ser liberada. Algunos medios locales aseguraron que habría otro menor vivo entre esos escombros.

Mientras algunos rescatistas pedían silencio para escuchar si ella hacía ruidos desde las entrañas del edificio derruido, otros arriesgaban su vida arrastrándose entre los vestigios de la escuela, soportados precariamente sobre pilotes de madera.

Un perro de rescate entró varias veces por los huecos de la estructura, por donde también se introdujo una manguera para hidratar a la pequeña, que cumplía más de 28 horas atrapada en el colegio Enrique Rébsamen, en el sur de la Ciudad de México, donde más de un centenar de personas ha muerto.

Según la cadena Televisa, los padres de la niña estaban a pocos metros de los equipos de rescate. En la escuela se rescató el martes a 11 menores y se recuperaron 25 cadáveres, 21 de ellos de niños y cuatro de adultos. El presidente Enrique Peña Nieto dijo el lunes que había unos 30 niños desaparecidos.

Algunos voluntarios expresaron su frustración por la desorganización entre los servicios de emergencia militares y civiles, que competían por liderar las labores tras el sismo de magnitud 7,1 que sembró de destrucción varias ciudades del país. "Sí hubo descoordinación al principio, pero lo que pasa es que en realidad ninguna sociedad está preparada para un evento así", dijo Alejandro Mendez, encargado de coordinar una de las brigadas del prestigioso grupo de rescate Topos, poco antes de entrar a una zona derrumbada para recuperar dos cuerpos.

En varias áreas, maquinaria pesada ya hacía labores de limpieza, pero la Ciudad de México habitualmente congestionada y bulliciosa no mostraba mucho movimiento. Poco más de 50 personas habían sido rescatadas en la capital, según las autoridades.

En una gran demostración de solidaridad, miles de ciudadanos participaban en los rescates como voluntarios, coordinaban ayuda y salían a comprar víveres, medicinas y herramientas a supermercados para donar a los afectados por el seísmo.

Miles de socorristas seguían removiendo enormes escombros con sus propias manos en busca de supervivientes en al menos cuatro puntos de la ciudad.

En los barrios de moda Condesa y Roma de la capital había riesgo de que al menos dos grandes edificios, uno de ellas afectado por el mortífero terremoto del 19 de septiembre de 1985, pudiera desplomarse y las autoridades pedían no acercarse.