Inmobiliaria
Los retos del sector inmobiliario para las próximas décadas
- La tecnología será un elemento transversal para toda la industria
Juan Velayos
El sector de la promoción inmobiliaria residencial apuesta en firme por la profesionalización y la industrialización. Esto es lo que se desprende del reciente Informe sobre la previsión tecnológica en el subsector de la promoción inmobiliaria residencial llevado a cabo desde Neinor Homes, que detalla las tendencias que marcarán la evolución del negocio inmobiliario en los próximos 20 años. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Inmobiliaria
Este informe analiza aquellos aspectos de la industria que, previsiblemente, se verán más influenciados por el enorme cambio que el sector está atravesando y que se prolongará en las próximas décadas.
Antes de extraer conclusiones, el análisis pone una base sin la que la transformación no es posible, la creación y cumplimiento de unos fundamentos éticos comunes que regularán la toma de decisiones y servirán de guía en la realización de cualquier tipo de operación. Esto, que no es más que la profesionalización de la industria que ya venimos anunciando, es sobre lo que se construye todo lo demás.
La tolerancia cero frente a toda forma de corrupción, la transparencia, la escrupulosa observancia de la normativa legal y la colaboración con la legislación en la prevención del blanqueo de capitales, contribuirán a lograr el necesario cambio transformador en la industria.
El cliente en el centro del negocio
Establecida esta base, debemos darnos cuenta de que el cliente es el centro y la razón de ser del negocio, que en los próximos años girará en torno a la escucha de sus necesidades y expectativas. Para esto es imprescindible la tecnología, elemento transversal en el que se apoyará todo el sector. El uso del Big Data a la hora de acercarse al posible comprador y la tecnología nos permite crear equipos de atención al cliente proactivos y permanentemente conectados, que acompañan al cliente en todos los momentos del proceso de compra y tras la entrega de la vivienda. A pesar de que ya se está trabajando en esta línea, queda mucho por hacer y, sobre todo, demostrar que ésta es la línea por la que discurrirá la actividad a partir de ahora.
El producto también irá evolucionando y trabajamos en incrementar la implicación de los clientes en el diseño de la vivienda y zonas comunes. Todo ello porque queremos dar respuesta a la personalización que cada vez demanda el cliente en mayor medida y que en cada caso deberemos definir en función de las características del activo, el número de viviendas y, obviamente, el precio que el cliente puede y está dispuesto a pagar. Sin olvidar nunca estándares de calidad que aseguren una vivienda confortable. Incorporaremos el uso de la tecnología como una manera más de estar en contacto con el cliente y los proveedores, a través de bases de datos colaborativas, lo que hará del proceso un trabajo transparente, en el que participen todas las partes.
Pero iremos más allá, la tecnología nos servirá para prever el comportamiento integral del edificio a lo largo de su ciclo de vida, lo que nos permitirá incorporar mejoras que repercutirán en la calidad de vida de los clientes. Y gracias a la domótica, aumentará la eficiencia energética, lo que supone un ahorro para el comprador.
Digitalización
La aparición de nuevos sistemas digitales facilitará también la industrialización del sector. Establecer un proceso que garantice unos estándares de calidad en el proceso de construcción del producto repercutirá en el mejor funcionamiento y transparencia de las compañías, tanto de cara al mercado como al cliente.
Otro de los pilares fundamentales en el futuro del sector es el respeto al medio ambiente y sus recursos, a través de un diseño orientado a un objetivo clave: aumentar el ciclo de vida de los edificios. Para ello, se apostará por la investigación en edificios energéticamente optimizados, autoabastecidos y bioclimáticos, utilizando fuentes y sistemas energéticos alternativos y minimizando las emisiones.
En este sentido, las investigaciones que ya se están realizando nos llevarán a nuevas soluciones y productos que integren dispositivos de aprovechamiento de energías renovables, que se sirvan, por ejemplo, de la energía fruto de las diferencias de presión atmosférica, la ganancia solar y la inercia térmica del suelo. Más allá, debemos comprometernos a la reducción total de vertidos, residuos y contaminación visual y acústica de las obras.
Pero, ¿por qué no pensar a lo grande? Creo firmemente que la sostenibilidad debe ir acompañada de la investigación en nuevos materiales, que permitan agilizar la puesta en obra y acortar los plazos de ejecución. Materiales con acumulación de energía y un alto nivel de aislamiento, que alcanzarán un elevado ahorro energético, que repercutirá a todos los niveles, tanto en la construcción como en el resultado final.
Surgirán nuevos productos compuestos, con fibra o cerámica, híbridos, multifuncionales y biodegradables; así como elementos modulares que podrán ser prefabricados de forma rápida, personalizada e in-situ. De la mano de las nuevas tecnologías, estos materiales incorporarán nuevas funcionalidades, como sensores, sistemas de alerta o de comunicación con el exterior que permitirán la adaptación a las diferentes necesidades de cada cliente y su familia.
Hay una clave más, que no se debe pasar por alto: los trabajadores. En uno de los sectores dinamizadores de la economía nacional, que prevé generar 25.000 trabajos directos e indirectos en los próximos años, el capital humano seguirá siendo el pilar fundamental sobre el que se asentará el negocio de la promoción inmobiliaria. A la captura de talento se le unirá la formación continua de los profesionales con el uso de las nuevas tecnologías, a través de sistemas personalizados de e-learning y e-training o con la elaboración de programas de postgrado que servirán para potenciar la investigación y la innovación del sector. Profesionales muy preparados para un sector renovado.
La formación, la seguridad y la salud de los trabajadores del sector es esencial. En los próximos años, la seguridad en las obras evolucionará de la mano de la tecnología, con la implantación de rigurosos sistemas de control de acceso a las obras y el perfeccionamiento de las condiciones de seguridad. Además, las nuevas técnicas formativas basadas en simulaciones y el desarrollo de materiales y componentes reforzarán la seguridad y la salud, no solo de los clientes, sino de los trabajadores que los manipulan durante la construcción.
Este planteamiento no es una utopía. Es el posicionamiento del sector inmobiliario en el medio plazo. Creo que podemos decirlo en positivo, sin condicionales. Sin embargo, esta realidad no será posible sin una correcta adecuación de las normativas a la situación actual y sin el desarrollo de nuevos modelos de negocio orientados al beneficio de todos los actores del mercado, especialmente el cliente.
Juan Velayos, consejero delegado de Neinor Homes