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Investigan por presunta negligencia al capitán del velero en el que viajaba el Bill Gates británico: comienzan las autopsias


Informalia

La investigación del naufragio del Bayesian sigue su curso. Los informes apuntan ahora al capitán del velero, el neozelandés James Cutfield, por presunta negligencia. Siete personas, entre ellos el magnate tecnológico Mike Lynch (conocido como el Bill Gates británico) y su hija, fallecieron en el hundimiento del yate el pasado 19 de agosto frente a las costas de Sicilia. Lo publica People, que cita a la agencia de noticias italiana Ansa.

El yate de lujo, de 183 pies de eslora, se encontraba anclado en las costas de Palermo cuando una tromba de agua marina lo embistió durante la noche. 22 personas, entre 10 tripulantes y pasajeros, se encontraban a bordo. De la familia del magnate, la única que fue rescatada con vida fue su mujer, Ángela Bacares. Junto a ellos, estaban el presidente de Morgan Stanley International, Jonathan Bloomer, y su esposa, Judy; y Chris Morvillo, abogado estadounidense de Lynch, con su esposa, Neda. El siniestro se cobró la vida de siete personas. Ahora el capitán del velero está siendo investigado, según el citado medio "por naufragio y por múltiples cargos por homicidio por negligencia". De hecho, Cutfield, que cuenta con 30 años de experiencia en el mar y los últimos ocho al mando de yates de lujo, ya ha comparecido en dos ocasiones por videoconferencia ante el juez.

En el curso de esta investigación, está previsto que este lunes 26 comiencen las autopsias, unos informes médicos que concluirán el jueves 29, tal y como publica Giornale di Sicilia. Según la aplicación de seguimiento satelital Vesselfinder, la embarcación dejó el puerto siciliano el día 14 y su último registro se detectó al este de Palermo el domingo 18 con estatus de "anclado". El yate fue embestido por un tornado sobre el agua, conocido como una 'tromba marina', que lo volcó hacia un lado. En apenas unos minutos el barco naufragó y acabó hundido a 49 metros de profundidad. "El viento era muy fuerte: no era normal, ni un torbellino, ni un tornado", describió un pescador de Porticello, Giuseppe Cefalù, uno de los primeros en prestar ayuda tras el naufragio.

El buque, que fue sometido a un gran renovación en 2016 en Mallorca, tenía previsto recalar en la isla balear en septiembre. En los trabajos de mejora se desmontó el mástil de 76 metros, el segundo más alto del mundo que en la noche fatídica actuó como una vela ya que empujó el barco hacia un lado. También se analizan todos los detalles de aquella noche, como los minutos que transcurrieron desde que se lanzó la bengala en señal de socorro hasta el hundimiento.