Global

La tensión vecinal se cierne sobre la salida a la venta de un barrio neoyorquino

    Tensión entre los vecinos de uno de los últimos reductos de la clase media en Manhattan. <b><a href='http://www.youtube.com/watch?v=92PPPPmva0g'>Vea aquí el vídeo</a></b>. <i>Ilustración: eE</i>.


    No hubo enfrentamientos, tampoco barricadas pero los miles de vecinos que habitan los edificios que dan vida a los barrios de Stuyvesant Town y Peter Cooper Village, en pleno corazón del Lower East Side de Nueva York, libran una especie de batalla psicológica.

    La salida a la venta de los más de 20.000 apartamentos que este reducto de clase media en la isla de Manhattan tiene muchos detractores, pero a su vez los inquilinos más pudientes ven este hecho como la oportunidad de oro para hacerse con los pisos de lujo proyectados para habilitar la zona.

    Mientras, Metlife, la aseguradora propietaria de los edificios, aseguraba que hasta la fecha ha recibido suculentas ofertas que podrían alcanzar los 5.000 millones de dólares. ¿Quién puede resistirse a pujar en la venta de viviendas residenciales más grande en la historia de Estados Unidos?.

    De momento, Laura Gilles, una reciente mamá primeriza que lleva viviendo en uno de los edificios que articulan la columna vertebral de este barrio residencial, cuyos límites están asediados por la muchedumbre de la Primera Avenida y la arriesgada aventura que hasta hace unos años suponía poner un pie en la Avenida C.

    La clase trabajadora de Manhattan hace las maletas

    Gilles cuenta con todos los dedos de sus manos los años que lleva residiendo en su modesto apartamento de una habitación, más de una década. “Con sólo una habitación, el bebé, mi marido y yo, la casa se nos ha quedado pequeña pero hay que admitir que el alquiler es una ganga”. Apenas 1200 dólares al mes supone un verdadero tesoro en esta voráz urbe, dónde las rentas suponen un verdadero castigo divino.

    “Con mi sueldo de profesora y el de mi marido no sabemos si podremos costear un posible alquiler de lujo”, explicaba. “Seguramente que cuando el bebé crezca tendremos que plantearnos mudarnos fuera de Manhattan y este parece ser el momento adecuado”, añadía.

    Lo cierto es que este conjunto de construcciones infestado de pequeñas ventanas con un opaco marco verde a su alrededor se ha convertido desde su planteamiento allá por los años 40, en un verdadero paraiso dentro del compulsivo ritmo de vida de esta ciudad.

    Un 'seguro de vida' para la clase media'

    Para las familias de clase media, entre los que se enlistan bomberos, policías, enfermeras y profersores, por citar unos cuantos, la imposibilidad por ley de sobrepasar los 2000 dólares en la mensualidad de arrendamiento ha supuesto un “seguro de vida”. Los descendientes de aquellos veteranos de la Segunda Guerra Mundial que fueron los primeros inquilinos de estos apartamentos, habían heredado la seguridad de un alquiler asequible de por vida, y muchos matarían por ello.

    Entre las fuentes y centros de recreo para los más pequeños de esta comunidad privada, Jane, una mujer de mediana edad cargada de bolsas, algunas de ellas con la distintiva marca del poderio económico traducida en firmas de lujo sobre su superficie, no dudaba en reconocer que “esta es muy buena idea y yo y mi marido estamos dispuestos a quedarnos con nuestro piso al precio que sea”. Un hombre que pasa por su lado sonrie y asienta con la cabeza ante la afirmación de la mujer de 40 años, pero rechaza hacer más declaraciones.

    Si hubiera que definir con una sola palabra la sensación que ensonbrece esta vecindad es la incertidumbre.

    Mientras un grupo de policías intentaba poner trabas a las labores informativas muchos vecinos preferían guardar silencio ante el anticipado rumor, ya que MetLife ya se planteaba desde el pasado 18 de Julio la puesta en venta de esta gallina de los huevos de oro del mercado inmobiliario.

    Entre el mutismo, algunos llegaron a calificar de “bazofia” el artículo publicado por el New York Times el pasado miércoles, que desvelaba lo que ya muchos se esperaban.

    Tensión y silencio entre los vecinos

    En el centro comunitario de Stuyvesant Town y Peter Cooper Village, dónde los octogenarios navegan por Internet o se enfrascan en interminables tertulias, han decidido ser prudentes y no dejan que ninguno de sus miembros haga comentarios al respecto.

    Justo en la puerta, Krista Brosseau, una joven ama de casa, confirmaba lo que el silencio y la tension policial habían dado a entender, “ a mí y a mí familia no nos afectará demasiado el cambio ya que pagamos un alquiler mucho mayor a la media de los inquilinos del barrio pero soy consciente que a miles de vecinos esta decisión les supondrá tener que replantear sus vidas”.

    Es cierto que pese a las restricciones legislativas en cuanto a precio del alquiler se refiere, el gobierno permitió desde 2002 a MetLife alquilar determinados pisos a terceros a un precio que superaba con creces la barrera de los 2000 dólares. En la actualidad, el 27% de los vecinos pagan precios mucho mayores a los limitados por las leyes arrendatarias de la ciudad, según revelaba el rotativo neotyorquino. De los 3,124 millones de apartamentos que invaden Manhattan, cerca de un millón están obligados a mantener sus precios.

    Algunos 'sueñan' con Trump

    Una cosa es cierta, estos edificios fueron diseñados hace más de 60 años y cuentan con techos bajos, un limitadísimo número de baños por unidad y solo algunos se permiten el lujo de añadir un gimnasio, piscina o salas de visionado de películas comunitarias.

    Por eso algunos expertos del mercado inmobiliario aseguran que si los nuevos dueños, entre los que se barajan nombre como la firma de Dubai, Istithmar, decidieran vender los apartamentos como viviendas de lujo, tendrían difícil el poder cobrar los 1.200 dólares por pie cuadrado que el mercado tiene de media para este tipo de viviendas. Muchos se aventuran en afirmar que, de venderse como unidades de lujo, el precio debería reducirse en un 25% .

    Dinero a parte, los 25.000 residentes de este complejo inmobiliario esperan impacientes una decisión final. Algunos sueñan con una comunidad de lujo al estilo de Donald Trump, otros verían en esta posibilidad una pesadilla hecha realidad.