Roubini: "Renzi, la última vía de Italia para evitar a 'la troika'"
El fracaso de la agenda reformista del nuevo Gobierno podría llevar a la Unión Europea a entrometerse más en los asuntos fiscales italianos e incluso precipitar una intervención
El Gobierno italiano ha anunciado un ambicioso plan de reformas económicas, institucionales y constitucionales. Dada la fragmentación de la mayoría parlamentaria, la oposición de gran parte de la clase dirigente y la inexperiencia de los ministros, este intento de reforma podría fracasar. Sin embargo, el sentir generalizado de que Renzi puede ser una de las últimas opciones de Italia para evitar la intervención de la troika, podría llevar a la aplicación con éxito de al menos parte del plan: la reforma electoral y la del mercado laboral.
Herida en el partido de Renzi
La forma en que Matteo Renzi ha llegado a la jefatura del Gobierno italiano ha abierto una profunda herida dentro de su partido, el PD, que podría determinar en último término si tiene o no éxito en su intento de reformar Italia.
El PD consideraba que tener un líder carismático, joven y enérgico era una gran ventaja para las próximas elecciones. Y en Renzi parecía haber encontrado por fin a un líder que podría atraer un número importante de votos del antiguo electorado de Silvio Berlusconi. Sin embargo, Renzi no ha conseguido crear un dream team, por lo que para su Gobierno ha elegido -o se ha visto forzado a designar- a personajes políticos de segundo nivel.
Y, lo que es más importante: tuvo que aceptar la designación del economista jefe de la OCDE, Pier Carlo Padoan, como ministro de Economía y Finanzas. Con un historial de ser "el primer y mayor cheerleader de la austeridad," es probable que el importante ministro de Finanzas siga estrictamente la línea tradicional de la prudencia fiscal, que ha puesto a Italia por debajo del 3 por ciento de déficit público, pero también al borde del deterioro económico a largo plazo.
Parte de las razones de que Renzi eligiera un gabinete sin experiencia se debieron a su deseo de "caras nuevas". Y algunas de sus elecciones le dan el apoyo tácito de representantes económicos claves, como la patronal y los sindicatos.
Resistencia política
Creemos que el ambicioso plan de Renzi merece algo de crédito, porque algunos de estos objetivos nunca han sido descritos con tanta determinación. Sin embargo, se enfrentará a formas de resistencia severas. En primer lugar, la mayoría que comanda en el Parlamento está muy fragmentada, y algunos de sus aliados clave, como Alfano, no confían del todo en él, y temen que Renzi acabará por virar hacia Berlusconi en busca de aprobación para sus reformas constitucionales y también para la agenda económica del día a día.
Además, el PD está dividido y de alguna manera es escéptico sobre la manera en que Renzi asumió el cargo. Algunos miembros más de izquierdas están hablando de formar un nuevo partido de centro-izquierda, con disidentes del Movimiento Cinco Estrellas (M5E) de Beppe Grillo y con la Izquierda Ecología y Libertad de Nichi Vendola.
En segundo lugar, una gran parte de la clase dirigente es hostil hacia Renzi y sus promesas de revisar radicalmente el gasto público. Claramente, los nombramientos en los próximos meses, en cientos de compañías controladas por el Estado o vinculadas a él, están creando un alto grado de malestar. Por último, los ciudadanos desaprueban cómo logró el cargo de primer ministro: su popularidad actual (55 por ciento) es como la de Letta al comienzo, pero está lejos de la de Mario Monti (65 por ciento).
Sólo parte de la agenda
Es difícil imaginar que el Gobierno pueda sobrevivir hasta 2018, como ha prometido Renzi. Creemos que intentará hacer algunas reformas urgentes (electoral, laboral, presión fiscal), mientras prepara el terreno para otras (reforma constitucional, etc.), revaluando la situación a principios de 2015. Algunos dicen incluso que no pueden descartarse unas elecciones en octubre.
Si, para entonces, no ha tenido éxito, puede intentar sobrevivir unos pocos meses más, quizás hasta 2016, pero su Gobierno será en la práctica un "muerto viviente". En unas nuevas elecciones tras el fracaso de Renzi, es probable una victoria del bando de Berlusconi y el M5E de Grillo, lo que haría de Italia un país extremadamente difícil de gobernar. La paciencia de los socios de la UE se pondría a prueba en ese momento: Italia es demasiado grande para caer y demasiado grande para ser salvada. Esto es, que los recursos de la troika no son lo suficientemente grandes para rescatar a un país con dos billones de deuda. De ahí el sentir generalizado de que se trata de un momento crucial para Italia: o bien el país hace reformas o acaba en una decadencia económica y social irreversible.
Reto: consolidación fiscal
El Gobierno de Renzi tiene que conseguir que su política fiscal sea aceptable para la UE. Algunos esperan que, para esquivar la limitación del 3 por ciento de déficit público, podría negociar la exclusión de algunas inversiones públicas de ese límite; pero eso sentaría un precedente para otros países periféricos.
Pero para Italia no basta con tener un déficit menor del 3 por ciento. Las normas de la UE exigen que la política fiscal debe ajustarse aún más para reducir el exceso de deuda pública hasta llegar al 60 por ciento en el plazo de 20 años. Dado que Italia tiene una deuda del 133 por ciento sobre el PIB, las normas de la UE implican que el nivel de deuda debe reducirse en el 3,5 por ciento cada año. Cuando Italia se comprometió a ello, las previsiones eran que tal reducción de deuda era alcanzable incluso con un déficit total del 3 por ciento, siempre que el crecimiento del PIB fuera del 2 por ciento y la inflación del 2 por ciento (un crecimiento nominal del PIB del 4). Pero el crecimiento nominal del PIB está ahora apenas en el 1 por ciento, dado que tanto el crecimiento como la inflación están muy por debajo del 1 por ciento. Por tanto, un balance fiscal del 3 por ciento no es mínimamente suficiente para rebajar la deuda.
Como mucho, Italia puede esperar que, manteniendo el déficit por debajo del 3 por ciento y acelerando las reformas estructurales, pueda convencerse a la UE de permitirle un plazo mayor de 20 años.
España y Portugal han hecho menos en términos de ajuste fiscal, pero más en cuanto a reformas estructurales (laboral, por ejemplo). En consecuencia, los costes laborales unitarios han caído drásticamente en España y Portugal (así como en Grecia e Irlanda), provocando una recuperación de la competitividad exterior, un fuerte crecimiento de las exportaciones y una mejora de las cuotas de mercado de exportación. Aunque los costes laborales unitarios no han caído demasiado en Italia, la pérdida de competitividad se mantiene y la cuota de las exportaciones está estancada.
Los mercados apoyan por ahora
Los mercados y los comentaristas nacionales e internacionales están dando a Renzi el beneficio de la duda. El rendimiento del bono italiano a 10 años ha caído significativamente, y prevemos que siga cayendo hasta el 3,2 por ciento, con la prima respecto al bono alemán a 10 años cayendo gradualmente hasta los 170 puntos básicos a finales de 2014 y a los 150 puntos básicos el año que viene.
En caso de éxito del programa de reformas de Renzi, el potencial alcista de Italia es enorme: valores (incluidas acciones de los bancos), bonos soberanos, inmobiliario y crédito. Para inversores internacionales, Italia podría convertirse en la nueva España. Ahora bien, si Renzi fracasa habrá una indecorosa fiebre por adquirir las últimas joyas de la corona del sector público y el privado, con un gran descuento, antes de que la riqueza privada acabe siendo la fianza que pague la alta y creciente deuda pública del país.
También queda la posibilidad de "salir del paso": si Renzi aplica algunas de las reformas prometidas, y mantiene el déficit por debajo del 3 por ciento y estabiliza la deuda, Italia renquearía un año más, pero los inversores se darían cuenta de que nada habría cambiado. Entonces, la decepción sobrevendría rápidamente. Esta posibilidad sólo podría ayudar a los activos reales y financieros de Italia si Renzi hace que salir del paso parezca la primera piedra de un futuro mejor.
Las 10 reformas claves
-Recorte de tipos impositivos
Recorte de dos dígitos de presión fiscal. Cambios en el gravamen de rentas financieras para llevarlo al 25 por ciento. Retirada del tributo a transacciones financieras.
-Agilidad en el desembolso de los impagos
Mayor desembolso de los pagos atrasados del Estado al sector privado, a través de la Cassa Depositi e Prestiti.
-Impulso al crecimiento del crédito
Mayores garantías estatales a créditos bancarios para las pymes. Esto podría llevar a crear un 'banco malo'.
-Reforma laboral
Es clave introducir un tipo único de contrato para nuevos empleos para reducir la dualidad y el coste del despido.
-Educación
Intervención pública masiva en las escuelas (incluyendo obras de construcción y mantenimiento).
-Ritmo más rápido de privatizaciones
Venta de más participaciones en empresas públicas, privatización del servicio postal e instalaciones locales.
-Estructura local/federal simplificada
Una reducción significativa del coste del Estado y del sistema político, mediante la eliminación de las provincias y la financiación de los gobiernos regionales.
-Reforma electoral
Introducción de un umbral del 37 por ciento para acceder a la "prima de escaños" en el Parlamento.
-Supresión del Senado
Los senadores serían sustituidos por los presidentes de las regiones y los alcaldes de las grandes ciudades.
-Nueva relación autoridades estatales-locales
Reforma del título V de la Constitución, que tardará un buen número de meses, si no años, en aplicarse.