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Ginebra 2: una conferencia llena de tensión para buscar la paz en Siria
El Gobierno de Siria y sus opositores se han encontrado cara a cara por primera vez este miércoles en la conferencia de paz que se ha celebrado en Suiza y de la que potencias mundiales esperaban que al menos se pueda iniciar un proceso para poner fin a tres años de guerra civil.
Y la reunión se ha celebrado, aunque no es seguro que se vayan a recoger frutos. Hubo evidencias inmediatas de las fuertes diferencias. El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, insistió en que el presidente sirio, Bashar el Asad, debe dimitir, mientras que el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, advirtió de que los forasteros no deben entrometerse en los asuntos de Damasco.
El ministro sirio de Exteriores, que habló antes que la oposición, intercambió intensas palabras con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y habló mucho más que los 10 minutos que Ban había establecido.
Walid al Mualem presentó una imagen de atrocidades de rebeldes "terroristas" respaldados por estados presentes en la sala e insistió en que Asad no será forzado a salir por extranjeros.
Abusos a los derechos humanos
Ban inició lo que será un día completo de discursos de más de 40 delegaciones en Montreux, en el Lago Ginebra, citando abusos a los derechos humanos de todas las partes involucradas y pidió al acceso inmediato de ayuda humanitaria para las áreas sitiadas.
"Después de casi tres dolorosos años de conflicto y sufrimiento en Siria, hoy es el día de una esperanza frágil pero real", sostuvo Ban, quien instó a ambas partes a alcanzar un acuerdo amplio basado en el Comunicado de Ginebra de la ONU, en virtud del cual las potencias mundiales pidieron en 2012 que un Gobierno de transición supervise los cambios en Siria.
"Hay grandes desafíos por delante, pero no son insuperables", agregó.
Por su parte, Siria rechazó el informe conocido la víspera que denunciaba la tortura sistemática y matanza de unos 11.000 detenidos en las cárceles del Gobierno presidido por Bashar el Asad, calificándolo de un intento por socavar los esfuerzos de paz mientras en Suiza se celebra una conferencia internacional para negociar.
Las potencias occidentales y Rusia han intentado dejar a un lado sus marcadas diferencias sobre si Asad debe o no ser forzado a dejar espacio para un Gobierno provisional y han respaldado la conferencia como una forma de detener la propagación de violencia sectaria y comunal en la región.
La conferencia, que Ban espera que sea seguida por más conversaciones en Ginebra, no ha generado grandes expectativas, particularmente entre los rebeldes islamistas en el frente de combate sirio, que han calificado a los líderes de la oposición respaldados por Occidente como traidores por el mero hecho de aceptar estar en la misma habitación que los delegados de Asad.
El canciller sirio Mualem dijo el martes que la posición de Asad no era negociable. "El tema del presidente y del régimen es una línea roja para nosotros y para el pueblo sirio y no será tocado", declaró, citado por medios sirios.
Escepticismo de Irán
Lavrov, copatrocinador de la conferencia junto a Kerry, reiteró la oposición de Moscú a que "actores externos" se entrometan en los asuntos de Siria, pero también dijo que Irán, el principal partidario extranjero de Asad, debería tener derecho a tener voz.
En su breve discurso, Kerry afirmó que las negociaciones serían "duras y complicadas", pero insistió: "Sólo vemos una opción, negociar un Gobierno de transición nacido por consentimiento mutuo".
"Eso significa que Bashar el Asad no será parte de ese Gobierno de transición. No hay forma, ni una forma posible, en que un hombre que ha encabezado una respuesta brutal contra su propio pueblo pueda recuperar la legitimidad para gobernar", añadió.
Irán no está presente en la conferencia. Una invitación de último hora de Ban Ki-moon fue revocada el lunes después de que la oposición siria amenazase con boicotear las negociaciones, pues Teherán comparte la opinión de Asad de que no debería perder el poder.