El Gobierno sirio se desintegra, dice su ex primer ministro
Riyad Hijab dijo en una rueda de prensa en Jordania que la moral de las autoridades sirias era baja, después de lidiar con 17 meses de levantamiento popular e insurgencia armada contra Asad.
"El régimen se está desmoronando, espiritual y financieramente, a medida que la intervención militar aumenta", dijo. "Ya no controla más del 30 por ciento del territorio sirio (...) así que dejemos que la brillante revolución culmine preservando la unidad del país".
Hijab, suní, no formaba parte del círculo íntimo de Asad pero como el cargo de más alto nivel en desertar, su partida tras dos meses en el cargo fue vergonzosa para el presidente.
El ex dirigente no dio explicaciones sobre su estimación del territorio que aún controla Asad, cuya fuerza militar y armamento supera al de los rebeldes que luchan por derrocarlo.
El Ejército está intentando recuperar el control de Alepo, la mayor ciudad siria, después de retomar el mes pasado partes de Damasco que estaban en manos de los rebeldes.
Las restricciones al acceso de los medios de comunicación dificultan la posibilidad de determinar qué cantidad de territorio está en manos rebeldes, pero Asad ha perdido el control de zonas próximas a las fronteras del norte y el este del país y los combates han debilitado su control sobre ciudades importantes como Alepo y Homs.
Mientras que el Ejército se centra en Damasco y en el centro comercial que es Alepo, los rebeldes han ganado terreno en el corazón tribal sirio hacia el este, donde se está desarrollando un combate feroz por Deir al-Zor, capital de la principal región productora de petróleo.
Efectivos del Ejército atacaron Deir al-Zor, una empobrecida ciudad suní cercana a la frontera iraquí, desde puestos fortificados en el desierto.
Un diplomático occidental que sigue al Ejército sirio dijo que las fuerzas rebeldes en Deir al-Zor estaban fragmentadas pero que los militares carecían de miembros suficientes para derrotarlos, en una región que produce los 200.000 barriles de petróleo por día que genera Siria.
Rebeldes dijeron que habían derribado un jet de combate sirio, usando armas antiaéreas nuevas, y que capturaron a su piloto el lunes. El Gobierno argumentó que el avión se estrelló debido a problemas técnicos y que el piloto salió eyectado.
REVÉS DEL ENTE ISLÁMICO
Asad se enfrentó a otro revés diplomático el martes con la suspensión de Siria de la Organización para la Cooperación Islámica (OIC por sus siglas en inglés), con sede en Arabia Saudí, un medida a la que se opuso su aliado chií Irán.
El mandatario evaluará la decisión de la OIC, un intento de agravar su aislamiento que se adoptará en una cumbre que el organismo compuesto por 57 miembros celebrará en La Meca, así como el trabajo de países suníes que respaldan a "terroristas" - como Siria llama a los rebeldes - para derrocarlo.
China, que junto a Rusia ha bloqueado toda acción del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Siria, intentó mostrar un acercamiento imparcial al recibir a un colaborador de Asad, previsto para la tarde en Pekín, pero dijo que también consideraría invitar a sus opositores políticos.
Las divisiones entre las potencias y la rivalidad regional entre Irán y Arabia Saudí ha dificultado los intentos diplomáticos para calmar 17 meses de conflicto en Siria, donde fuentes de la oposición dicen que al menos 18.000 personas han muerto por los enfrentamientos. El Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, con sede en Reino Unido, dijo que 180 personas murieron el lunes.
La violencia, ahora centrada en la ciudad de Alepo pero que también se extiende a otras áreas, ha desplazado a 1,5 millones de personas dentro de Siria y ha forzado a otras a huir al extranjero, con 150.000 refugiados registrados en Turquía, Jordania, Líbano e Irak, según cifras de la ONU.
Mientras, la coordinadora de ayuda de emergencia de la ONU, Valerie Amos, llegó a Siria para discutir la asistencia humanitaria a los civiles atrapados o desalojados por los combates, que frecuentemente impiden la entrega de alimentos y suministros sanitarios.
Los esfuerzos por establecer treguas que permitan la entrada de caravanas de ayuda rara vez han funcionado. Un responsable de la ONU dijo el mes pasado que las autoridades sirias han negado en varias ocasiones visados a trabajadores asistenciales occidentales.
En Alepo, los alimentos están escaseando y se han vuelto mucho más caros. Almacenes de venta de comida subvencionada por el Estado han cerrado. En el distrito de Bustan al-Qasr, cientos de hombres hacían cola para conseguir pan.
"COJAN MIS TOMATES"
En un hospital improvisado, un doctor dijo que algunas personas estaban llegando buscando alimentos en lugar de medicamentos.
Otro médico describió a un hombre que había sido tiroteado en el pie mientras llevaba comida a su casa para su familia. Estaba más preocupado por perder la mercancía que por la herida. "Empezó a gritar: mi comida, mi comida, alguien coja mis tomates", relató.
Amos viajó a Siria en marzo para buscar acceso sin restricciones a las zonas más afectadas para los trabajadores asistenciales. Damasco acordó un trato conjunto pero limitado, pero la burocracia y la inseguridad han desbaratado los esfuerzos de la ONU por lanzar una operación de ayuda significativa.
La enviada de la ONU tenía previsto reunirse con el viceministro de Relaciones Exteriores, Faisal Mekdad, así como con responsables sirios de la Media Luna Roja, dijo su portavoz Jens Laerke.