Al menos 43 muertos en una serie de explosiones por todo Irak
Este ha sido el día más mortal en Irak desde hace casi un mes, y el alcance de los ataques coordinados con bomba en más de una docenas de ciudades demuestra una aparente determinación por parte de los insurgentes para dejar en evidencia que el gobierno no es capaz de mantener la seguridad del país de cara a la cumbre.
Irak va a acoger la reunión por primera vez en 20 años y el gobierno está decidido por su parte a demostrar que puede mantener la seguridad tras la retirada de las tropas estadounidenses en diciembre.
El suceso más mortal del martes ocurrió en la sagrada ciudad chií de Kerbala, en el sur del país, donde dos explosiones idénticas mataron a 13 personas e hirieron a 48 durante la hora punta de la mañana, según un portavoz del departamento de salud de la ciudad, Jamal Mahdi.
"La segunda explosión causó la mayor destrucción. Vi partes de cuerpos, dedos, manos, tirados por la carretera", dijo Murtadha Ali Kadhim, propietario de una tienda, a Reuters.
"Las fuerzas de seguridad son estúpidas porque siempre se aglomeran en el lugar de una explosión y entonces estalla una segunda. Se convierten en un objetivo".
En un periodo de dos horas, las explosiones también sacudieron la capital, y Kirkuk, Baiji, Samarra, Tuz Jurmato, Dakuk y Dhuluiya en el norte; Ramadi en el oeste, e Hilla, Latifiya y Mahmudiya en el sur. La policía desactivó bombas en Bakuba y Faluya.
La mayoría de los atentados se dirigieron contra controles y patrullas policiales.
"Esta última serie de ataques es muy probable que haya sido coordinado por un grupo numeroso y bien organizado. Es probable que sea un intento de mostrar a las autoridades que las medidas de seguridad son insignificantes", dijo John Drake, un consultor senior de riesgo en AKE Group, que estudia la seguridad en Irak para clientes corporativos.
El Ejército y las fuerzas policiales son un objetivo frecuente en Irak, donde las bombas y los tiroteos aún ocurren a diario. Grupos insurgentes suníes dicen que a pesar de la retirada de las fuerzas estadounidenses, no depondrán las armas y seguirán la lucha contra el gobierno liderado por chiíes.
Aunque la violencia ha disminuido en general desde que la violencia sectaria alcanzó su máximo en 2006 y 2007, muchos iraquíes se preocupan por si su gobierno tiene los medios para imponer la seguridad nueve años después de la invasión encabezada por EEUU para derrocar a Sadam Husein.
Los ataques del martes han sido los peores desde el 23 de febrero cuando docenas de explosiones por todo el país mataron al menos a 60 personas en uno de los días violentos más sangrientos en lo que va de año.