Global
'Supermartes' electoral en EEUU: entre las recetas económicas y la cuestión religiosa
A tan sólo ocho meses de las elecciones presidenciales, los delfines republicanos echarán mañana uno de los mayores pulsos en su esfuerzo por conseguir la elección de su partido y plantar cara a Barack Obama el 6 de marzo.
"Si un candidato quiere conseguir la llave de la Casa Blanca debe ganar en Ohio", explica a este periódico Kevin DeWine, presidente del partido republicano en dicho estado. A tan sólo ocho meses de las elecciones presidenciales, los delfines republicanos echarán mañana uno de los mayores pulsos en su esfuerzo por conseguir la elección de su partido y plantar cara a Barack Obama el 6 de marzo.
Supermartes
El conocido como Supermartes, la jornada en que una decena de estados celebran sus caucus y primarias, se erige como la oportunidad de oro para que Mitt Romney, Rick Santorum y en menor medida Newt Gingrich o Ron Paul puedan demostrar sus dotes de liderazgo y aumenten considerablemente su cartera de delegados. No hay que olvidar que quien quiera garantizarse el respaldo del partido deberá conseguir un mínimo de 1.144 delegados de los 2.286 que hay en juego.
En realidad, las primarias y los caucuses que se celebran a lo largo y ancho de la geografía estadounidense no son más que una caza de delegados que respaldarán al candidato en cuestión durante la próxima Convención Nacional Republicana, que se celebrará a partir del próximo 27 de agosto en Tampa, Florida. Sin embargo, el contexto actual en el partido de la oposición es complicado. "Difícilmente en otras primarias hemos tenido los aspirantes que tenemos hoy", afirma DeWine, quien inmediatamente reconoce que prefiere "que el candidato final sea elegido lo antes posible para así poner todos los recursos del partido al servicio de una sola figura".
En estos menesteres, Mitt Romney parece llevarse la palma. Aunque ayer ganó en Washington, su victoria mañana en Ohio, considerado junto con Florida el estado clave que decidirá en noviembre quién se sentará en el Despacho Oval, no está nada clara. Las últimas encuestas ofrecen a Santorum, el exsenador de Pennsylvania, una ventaja de hasta cinco puntos sobre el exgobernador de Massachusetts, un estado que, por cierto, también celebra mañana sus primarias. Joe Hallett, analista político para el Columbus Dispatch, considera que, en estos momentos, Romney "no consigue conectar con la clase trabajadora; está fuera de lugar".
Con todo, en un encuentro con ciudadanos, el pasado miércoles en Bexley, Ohio, el candidato presidencial que acumula más delegados, un total de 167, mostró su destreza en las distancias cortas. En mangas de camisa, vaqueros y acompañado por su esposa, la persona "más importante" de su vida, Romney sabe conectar con el electorado de a pie prometiendo una rebaja fiscal del 20 por ciento, tildando a China como "un claro manipulador de divisas" que no cumple las reglas comerciales o asegurando que "Obama ha fallado y estará fuera de la Casa Blanca en 2012".
Su mensaje caló hondo, especialmente entre los responsables de empresas emblemáticas como Banner Metals, una compañía con más de 90 años de historia que suministra piezas a fabricantes aeronaúticos como Boeing o automovilísticas como Honda. "Nuestro negocio tiende a ser más estable cuando un republicano ocupa la Casa Blanca", reconoce C. Bronson Jones, director general de la firma, a este periódico. "Necesitamos incentivos fiscales, los impuestos son un gran problema para las empresas", explica mientras reconoce que Romney es un candidato muy válido.
La espera de los demócratas
Las filas demócratas, de momento, esperan tranquilas el desarrollo de los acontecimientos. "La entrada en juego de las SuperPAC, que incrementan el acceso a fondos de los candidatos, podría hacer que las primarias duraran hasta junio", afirma sorprendido a elEconomista, Chris Redfern, presidente del partido demócrata en Ohio.
"Tanto Romney como Santorum se han posicionado tanto hacia la derecha en causas sociales que Obama lidera ya en Ohio", señala. Para el cabeza de los demócratas en este estado clave, "no estamos en 1952" y me sorprende que hace un año "muchos de los candidatos republicanos no se opusieran al uso de anticonceptivos como está ocurriendo ahora".
Según Paul Beck, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Ohio, los ciudadanos de dicho estado están "enfadados y asustados", después de haber perdido cerca de medio millón de empleos en los últimos años. Es por ello que el factor moral entra también en juego, "Obama no tendrá la suerte de frente en Ohio como ocurrió en 2008", determina Beck.
La asignatura de Romney
Con este contexto por bandera, y un electorado bastante atraído hacia el mensaje social de Santorum en Ohio, "Romney debe convencer a los votantes de que la economía sigue siendo el tema esencial y que él tiene la mejor solución", pone de manifiesto Peter Morici, profesor de negocios en la Universidad de Maryland. "Si Romney no consigue ganar Ohio, es difícil que pueda derrotar a Obama el próximo noviembre, con una campaña definida por una situación económica difícil pero que está mejorando", sentencia.