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Costa de Marfil pone en marcha la comisión para la verdad y la reconciliación

    El presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara <i>Imagen archivo</i>


    El Gobierno de Costa de Marfil ha puesto en marcha este miércoles la comisión para la verdad y la reconciliación cuya principal misión será cerrar las heridas abiertas por el conflicto que sucedió a las elecciones presidenciales de noviembre del año pasado, que causó más de 3.000 muertos y un millón de desplazados.

    La comisión estará formada por once miembros, entre ellos el fubolista Didier Drogba en representación de la diáspora marfileña, y será inaugurada oficialmente por el presidente del país, Alassane Ouattara, en el curso de una ceremonia en la capital oficial de Costa de Marfil, Yamoussoukro.

    La Comisión para el Diálogo, la Verdad y la Reconciliación estudiará, en primera instancia, el trabajo efectuado por otros organismos similares en distintos países del mundo.

    Uno de sus primeros retos será establecer el límite entre los crímenes que podrán ser perdonados y los que deberán ser castigados. En principio, podría ofrecer el indulto a quienes reconozcan su implicación en los sucesos violentos posteriores a los comicios. Los que no se autoinculpen serán procesados.

    Culpables de ambos bandos

    El grupo de los 'Elders', formado por veteranos estadistas mundiales y fundado en 2007 por el expresidente sudafricano Nelson Mandela, ha pedido que se procese y castigue, de forma justa, a los culpables de los dos bandos y ha advertido de que el comité debe actuar de forma imparcial e independiente y no apresurarse en sus conclusiones.

    "La percepción de que habrá una 'justicia de los vencedores' podría socavar el proceso de reconciliación", declaró el presidente de los 'Elders', el arzobispo Desmond Tutu, quien presidió en los años noventa la Comisión para la Verdad y la Reconciliación en Sudáfrica, tras la caída del régimen segregacionista del 'apartheid'.

    Tras las elecciones de 2010, el país se sumergió en una nueva guerra civil --secuela de la que protagonizaron en 2002-2003 las élites gubernamentales del sur y los rebeldes del norte-- entre el entonces presidente Laurent Gbagbo, que se negó a aceptar su derrota electoral a pesar de haber sido certificada por los observadores de la ONU, y los partidarios del veterano dirigente opositor Ouattara.

    Las tropas de éste se hicieron definitivamente con el poder en abril de 2011, después de una vasta ofensiva por todo el país que concluyó en la capital económica, Abiyán --con la ayuda militar francesa--, y durante la cual ambos bandos fueron acusados de gravísimas violaciones de Derechos Humanos con fuertes componentes políticos y étnicos.

    Gbagbo fue capturado tras la toma de la ciudad y continúa encarcelado en el norte del país. El actual presidente ha advertido de que su antecesor podría ser procesado en Costa de Marfil por "delitos económicos" y responder de los cargos sobre Derechos Humanos ante el Tribunal Penal Internacional (TPI).

    Según fuentes opositoras, ni un solo hombre de Ouattara ha sido capturado hasta la fecha, a pesar de haber fuertes evidencias en su contra por violaciones de los Derechos Humanos.