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Noruega reflexiona sobre las penas de cárcel tras la masacre
En un sondeo a 1.300 personas realizado seis días después de los atentados del 22 de julio, un 65,6 por ciento dijo que las penas son "demasiado bajas" y sólo un 23,8 por ciento creía que son apropiadas, según el diario Verdens Gang.
Más de la mitad opinó que su visión se había endurecido desde la tragedia, en la que murieron 77 personas.
Anders Behring Breivik, el fanático antiislámico y ant inmigración de 32 años que confesó ser autor de la explosión en Oslo y la matanza indiscriminada en una isla cercana, ha sido acusado por la policía de terrorismo, un delito que conlleva una pena de hasta 21 años. La pena puede extenderse.
El caso ha generado un debate público sobre el estado de la sociedad en Noruega, donde políticos y votantes reflexionan sobre grandes temas como el crimen y el castigo, al igual que la inmigración y la tolerancia.
"Debemos escuchar y abrir un debate, pero no sacar conclusiones apresuradas (...) es importante que la política no se haga en un estado de pánico", dijo el ministro de Justicia, Knut Storberget, que dijo al diario que no "le sorprendía" la petición de penas más duras.
En una sesión especial del Parlamento el lunes, Stoltenberg felicitó a los noruegos por su autocontrol desde el peor ataque que sufre el país desde la II Guerra Mundial, diciendo que han renovado su compromiso con una sociedad abierta.
El objetivo principal de los ataques de Breivik era salvar a Europa del "marxismo cultural" y de la "invasión musulmana", según un manifiesto publicado justo horas antes de la matanza. La mayoría de las víctimas eran adolescentes reunidos en un campamento de verano de la división juvenil del gobernante Partido Laborista.
"SORPRESA, TEMOR Y DESESPERACIÓN"
"Todos tuvieron que elegir su propio camino en un entorno de sorpresa, temor y desesperación", dijo Stoltenberg. "Pero el pueblo noruego encontró el camino de vuelta".
El primer ministro sostuvo que muchos noruegos desearían ahora haber tenido una posición diferente en temas como la inmigración y la tolerancia, pero instó a los legisladores a alejarse de medidas que limiten las libertades democráticas.
"Me gustaría pedir desde este foro que evitemos iniciar una caza de brujas contra la expresión", señaló.
La policía dijo que más de 200 testigos han sido entrevistados hasta el momento y que el propio Breivik volverá a ser interrogado esta semana.
"Es muy pronto para decir si está loco o no", dijo el fiscal de la policía Paal-Fredrik Hjort Kragy, agregando que "eso lo deben decidir los psicólogos y vamos a esperar su investigación".
Los expertos que llevan adelante la causa dudan de la afirmación de Breivik de que forma parte de una red más amplia de "cruzados" antiislámicos de extrema derecha y le consideran un psicópata fantasioso que ha escrito que la exageración es un modo de sembrar confusión entre los investigadores.