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El tema kurdo será una prioridad para Erdogan después de su triunfo electoral

    El primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan <i>Imagen archivo</i>


    Con su tercera victoria electoral consecutiva en la mano, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, tendrá que darse prisa en abordar el conflicto kurdo y reconciliarse con los representantes de una minoría ineludible en el nuevo Parlamento, según los expertos.

    El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista moderado) de Erdogan es, sin duda alguna, el vencedor de las legislativas turcas del domingo, con el 50% de los sufragios.

    Pero este partido, en el poder desde 2002, está condenado a encontrar una solución al conflicto kurdo, que ha causado unos 45.000 muertos desde que en 1984 el Partido de los Trabajadores (PKK) se alzó en armas contra las fuerzas de Ankara para crear un Estado kurdo independiente en el sudeste del país, con población mayoritariamente kurda.

    Esta reivindicación se transformó en petición de autonomía en el seno de un sistema federal, como defiende la principal formación kurda, el Partido de la Paz y la Democracia (BDP), otro de los que salieron victoriosos de las urnas.

    El bloque kurdo, apoyado por el BDP, obtuvo 36 diputados contra los 20 del parlamento saliente, todo un hito.

    "El principal problema con el que tropieza Turquía es el Sudeste", escenario de actos violentos entre el ejército y los rebeldes kurdos, comenta Güneri Civaoglu, del diario Milliyet.

    A su entender, el próximo gobierno debe encontrar una solución "mediante medidas democráticas".

    Consciente de los límites

    El BDP se ha convertido en "una fuerza que no se puede ignorar" en el parlamento, aunque debe "ser consciente de los límites de sus reivindicaciones", estima el analista político Taha Akyol.

    Fortalecida por una mayor representación parlamentaria, la reivindicación autonómica kurda irá en aumento, según los analistas.

    Un alcalde del BDP acaba de afirmar que no reconoce las decisiones de los "tribunales turcos". Los llamamientos a la desobediencia civil se multiplican y la violencia armada, aún siendo esporádica, continúa.

    Abdulá Ocalan, que desde la cárcel sigue siendo el jefe de la rebelión, amenazó con un grave deterioro a partir del 15 de junio si los servicios de inteligencia no retoman los contactos con él.

    Las posiciones entre las dos partes están muy alejadas.

    Identidad de los kurdos

    "Erdogan se opone categóricamente a la enseñanza en kurdo en los colegios, la principal reivindicación kurda", estima Deniz Zeyrek, del diario Radikal.

    Aparte de la reivindicación lingüística, los kurdos piden que se haga referencia a su identidad en la nueva Constitución prometida por Erdogan.

    Por tan sólo cuatro votos (326 escaños en vez de 330), el AKP no dispone de la mayoría necesaria para modificar por sí solo la Constitución y hacerla evolucionar hacia un sistema presidencial, como quiere hacer Erdogan.

    Por eso, el BDP puede sacar tajada supeditando a sus reivindicaciones un supuesto apoyo al proyecto constitucional del AKP.

    Abiertos a la población

    En 2009, el gobierno anunció una "apertura democrática" en favor de los kurdos, una población estimada entre 12 y 15 millones.

    Pero esta iniciativa perdió fuelle y Erdogan volvió a un discurso más clásico: "Una sola bandera, un solo país, una sola nación", proclamó durante su campaña.

    El sistema judicial estrechó el cerco: tras la disolución de un partido prokurdo en 2009, las detenciones de niños que habían lanzado piedras y de cientos de militantes kurdos avivaron la tensión. El juicio del KCK, la red de apoyo urbano del PKK, continúa.

    "Las fuerzas políticas no tienen más opción que superar sus divergencias y obrar por un compromiso sobre el tema kurdo", añadió Deniz Zeyrek.