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Sarkozy asegura que los borradores del G20 no gustan ni a Francia ni a Alemania

    El presidente francés, Nicolas Sarkozy. <i>Imagen: Archivo</i>


    El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha advertido este miércoles de que por ahora no hay un acuerdo satisfactorio para la cumbre del G20 del jueves, que debería incluir la regulación financiera y los paraísos fiscales, y de que no suscribirá "un comunicado de falsos compromisos". El presidente de EEUU, Barack Obama, ha asegurado en Londres que es necesaria la cooperación de todos los países para salir de esta crisis, en clara alusión a las palabras de su homólogo francés.

    "No me asociaré a una cumbre que terminaría con un comunicado de falsos compromisos", ha señalado en una entrevista a la emisora de radio Europe 1 el presidente francés, antes de explicar que los negociadores que preparan la cumbre de Londres hasta esta mañana no han consolidado "ningún acuerdo".

    Sin embargo, la canciller alemana Angela Merkel ha afirmado que, si bien viajará a Londres con una "mezcla de confianza y preocupación", la amenaza del presidente galo, Nicolás Sarkozy, de abandonar cumbre del G20 si no hay resultados concretos sobre una mayor regulación financiera no es la "mejor idea".

    "La conversación avanza, hay proyectos encima de la mesa, pero esos proyectos no convienen ni a Francia ni a Alemania", ha aseverado Sarkozy, quien ha advertido de que "está descartado que mantengamos un sistema (financiero) que ha permitido a ciertas personas asumir riesgos desconsiderados" y que ha conducido a la crisis actual. "No aceptaré que se retrase sine die a otras cumbres la resolución de problemas cuya naturaleza conocemos", afirmó. No obstante, tras estas declaraciones la presidencia frnacesa ha aseverado que entre Sarkozy y Brown hay un acuerdo sobre la imposición de una mayor "regualción finaciera".

    Lo primero, una regulación

    El presidente francés ha indicado que como "la crisis que vivimos nació de una crisis financiera, hay que centrarse" en primer lugar en "una regulación" de ese sistema, y ha asegurado que la canciller alemana, Angela Merkel, está en la misma línea que él.

    "Queremos un capitalismo de emprendedores y no de especuladores", ha subrayado el presidente francés, quien ha abordado su objetivo sobre los paraísos fiscales: "Sería inaceptable (...) que no se pongan en marcha medidas en los días o en las semanas que sigan al G20".

    A ese respecto, ha explic ado que lo que pretende es que en Londres "se precise qué es un paraíso fiscal (...), que haya una o varias listas de centros financieros que no cooperan" según los estándares de la OCDE y que para los que no se ajusten "los bancos se nieguen a trabajar con ellos".

    Ha recordado que más del 60% de los fondos especulativos están domiciliados en paraísos fiscales y lamentó que "un cierto número de socios" en el G20 no aparecen muy proclives a combatirlos cuando "ahora hacen falta hechos".

    El papel de los países pobres

    También ha atacado a las agencias de calificación, porque durante la crisis "nos dimos cuenta de que no había ninguna transparencia en su funcionamiento" y que "algunas tenían intereses en las empresas para las que daban calificaciones", algo que "tiene que cambiar", subrayó.

    Sarkozy, que recibe hoy en el Elíseo al presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, para un almuerzo de trabajo antes de que ambos mandatarios se desplacen a Londres por la tarde, ha afiramdo que otra de sus prioridades en la cumbre de mañana es que los países más pobres no sean los que tengan que pagar la mayor factura de la crisis.

    A ese respecto, ha indicado que habrá que avanzar en la cuestión de la deuda exterior, y que el Fondo Monetario Internacional (FMI) deberá participar para evitar el desplome de países en desarrollo. El jefe del Estado francés ha recordado que la cumbre del G20, en la que "tiene que haber soluciones", la habían "impuesto" los europeos a Estados Unidos a partir de la constatación de que "las condiciones de la crisis se crearon por una ausencia de regulación, por un capitalismo financiero que ha llevado su lógica al límite (...) y sin moral".