Sheldon Adelson, hijo de un taxista de Boston, es el duodécimo hombre más rico de Estados Unidos. Ha agotado las horas para cumplir su promesa de gastar lo que haga falta para echar al presidente Obama de la Casa Blanca y sustituirle por el que considera un verdadero amigo del capitalismo.Le sobran aliados, desde sus colegas magnates de casinos hasta el octogenario Phil Gonquist, pero hay un problema: la democracia da a cada ciudadano un voto y, por ahora, ni el presidente de la gigantesca Las Vegas Sands Corporation ha sido capaz de cambiar la opinión de suficientes personas para limar la minúscula ventaja de Obama en las encuestas en Nevada ni en los demás estados clave que Mitt Romney necesita ganar. Impertérrito, Adelson sigue metiendo dinero. En septiembre, ya se había gastado 70 millones de dólares en grupos republicanos. Y había prometido gastar 100 millones o más antes de anoche. El fin de semana se supo de su vinculación a un grupo, hasta entonces desconocido, que había destinado 1,7 millones de dólares a patrocinar anuncios anti-Obama sólo el día del miércoles. A Romney, desde luego, le hace falta su dinero tanto como ambos candidatos necesitan desesperadamente Nevada. En cuanto fue posible tras la tormenta Sandy, Obama voló a Las Vegas la semana pasada para asistir a un reducido encuentro para estudiantes organizado por Eva Longoria, la estrella latina de la tele, y probar una línea nueva en su discurso de campaña. "En una tormenta no hay demócratas ni republicanos, sólo compatriotas americanos", dijo. Horas después, Paul Ryan, el contendiente a la vicepresidencia, decía a los republicanos en un aparcamiento, en la otra punta de la ciudad, que tenían que ganar Nevada porque se está "decidiendo un camino para Estados Unidos que durará toda una generación". Detrás de la grandilocuencia, lo cierto es que ambos candidatos anhelan los seis votos electorales de Nevada por si pierden estados que deberían ganar más hacia el este. Sólo pueden conseguirlo venciendo la guerra de participación, que es donde se vuelve importante el dinero de Adelson. Últimos sondeos La última encuesta en Nevada parecía indicar que la campaña de Obama consolidaba su ventaja, pero los representantes de Romney y Ryan aseguraban que los demócratas necesitan más margen para la victoria, cuando ambos lados esperan que los republicanos acudan a las urnas en masa. Los bancos de Wall Street han donado grandes cantidades directamente a la campaña de Romney, pero todas sus aportaciones combinadas parecen minúsculas comparadas con las del presidente de Sands. Adelson insiste en que no quiere más favores de Romney como presidente que una buena ración de latkes en la próxima fiesta del Janucá en la Casa Blanca. ¿Cuáles son los verdaderos motivos de tan ambiciosa apuesta? "No pretendo saber lo que piensa Adelson", reconoce el columnista de Las Vegas John Smith, "pero sí sé que su empresa se enfrenta a varias causas penales federales, algo inaudito incluso en la pintoresca historia de la legalización del juego en los casinos de Nevada".