Desde que Mitt Romney comenzó su aventura para hacerse con la Casa Blanca, hace más de un lustro, su figura ha sido una incógnita para los estadounidenses.Ayer, durante su discurso de aceptación de la nominación republicana como candidato a la presidencia, Romney tuvo la oportunidad de congeniar con el electorado. Aunque su esfuerzo por conquistar a la clase media debe ir más allá de una idílica historia de amor y una hoja de ruta económica desconocida para parte de los votantes del país. "Si Romney no consigue destacar que el crecimiento económico es esencial para el país y no muestra detalles de cómo lograrlo, Obama bien podría convertirse en el primer presidente reelegido desde Franklin Roosevelt con una tasa de desempleo por encima del 8 por ciento", determinó William Howell, politólogo de la Universidad de Chicago. Al fin y al cabo, como defiende la campaña demócrata, una presidencia de Romney se traduciría en un retorno a las políticas económicas que llevaron a la peor crisis económica del país desde 1930. Cierto es que su mano derecha, Paul Ryan, el elegido como candidato a la vicepresidencia de EEUU, intentó allanar el terreno la noche del miércoles al asegurar que Romney y él tienen un plan para "reforzar la clase media y crear más de doce millones de empleos en los próximos cuatro años". Reduciremos la administración "Reduciremos el tamaño del Gobierno federal", añadió. Al respecto dejó claro que el Gobierno debe "dejar de gastar un dinero que no tenemos... es muy sencillo, en cuanto Obama salga de la Casa Blanca podremos solucionar los problemas económicos", añadió. Pero el congresista de Wisconsin fue objeto de críticas por el mensaje y los datos ofrecidos en su discurso, al intentar confundir al público con datos erróneos sobre los recortes sociales realizados por Obama en programas sociales como el Medicare o sobre la fecha de cierre de una planta de General Motors.