Pymes y Emprendedores

La música se sube al carro de los politonos del móvil para sobrevivir



    Querían que fuera a rehabilitación, y dije no, canta Amy Winehouse. Una rehabilitación que, desde luego, sí necesita el negocio musical en España. En sólo cinco años, las discográficas han pasado de facturar 600 millones de euros a 280 millones el año pasado (un 23 por ciento menos que en 2006). Están, no cabe duda, de manta caída. Lo que ahora genera ingresos son los conciertos y los omnipresentes tonos para el móvil.

    David Loscos es director del programa en Gestión de Empresas en la Industria de la Música de IDEC-Universidad Pompeu Fabra y ha participado en un curso de la Cámara de Comercio de Madrid sobre el negocio musical. Explica la consecuencia del cambio en los hábitos de consumo y el modelo de negocio: "Mientras que las discográficas ganan menos, las editoras (que explotan los derechos de autor) y los promotores (los que sacan tajada del directo) ganan más. "La SGAE [Sociedad General de Autores y Editores], que representa a la mayor parte del negocio de la edición, ingresa 370 millones de euros, más que las discográficas".

    Por ello no sorprende que los productores (las discográficas), como Sony BMG, estén creando sus propias divisiones de edición y promoción, con el objetivo de entrar en la que ahora es la parte más suculenta del negocio.

    Sin embargo, España no está sabiendo adaptarse al cambio. Las ventas de música en formato digital (categoría a la que pertenecen los tonos) han crecido un 24 por ciento, hasta los 27 millones de euros, muy por debajo de los 1.356 millones de Estados Unidos. "Aquí el modelo de iTunes [la venta de música online de Apple] no funciona". A su fracaso ayuda el hecho de que cada tema cueste cerca de un euro (más o menos lo que cuesta cada canción de un CD) y que sólo se puede escuchar en reproductores de Apple.

    Loscos cree, más que en el canon, en una especie de tarifa plana: "En este país, con fuerte tradición pirata, debería desarrollarse un modelo de suscripción: el usuario pagaría una cuota mensual de cinco o diez euros que le permitiría escuchar música y descargársela. Sería como la factura del agua; cuanto más consumes, más pagas. Terra lo intentó con Pixbox, pero no le salió bien. Lo que sí está funcionando es la venta a través del móvil".

    Si hay un hábito arraigado en los españoles es el de usar el móvil. Ni PDA, ni reproductores de Mp3, ni minicámaras de fotos: él los agrupa a todos.

    Para que los usuarios encuentren los contenidos de pago atractivos, dice Loscos, hay que ofrecerles un valor añadido: descuentos para las entradas a un concierto, nuevos servicios para móvil e Internet...

    La música, a la carretera

    El número de festivales que se celebran en España se ha multiplicado por tres en los últimos cinco años: hoy son 100, entre los que destaca el de Benicassim, el más internacional. Esto no es Inglaterra (en Londres se celebran unos 400), pero somos el segundo país de Europa en número de festivales.

    Un negocio que aquí mueve unos 300 millones de euros (de media asisten unas 30.000 personas, cada una de las cuales paga unos 100 euros, aproximadamente).

    Boni Aldaya, gerente de una correduría de seguros especializada en conciertos, lo tiene claro: "La música tiene que volver a la furgoneta, a los teloneros, a las fiestas... Incluso a las bodas. El futuro es el directo y los grupos tienen que concienciarse de ello. Deben acercarse al público con más directo y menos producción, pero gran calidad de sonido, preparación y personalidad", advierte.

    Los festivales son el negocio de los músicos de hoy. Pero, si hace seis años eran 15 y hoy 100, es evidente que la competencia es más dura y que hay que diferenciarse: "La gente que compra entradas cada vez tiene menos dinero. Nuestros hijos sólo tienen cien euros para gastarse en festivales. Y la filosofía de éstos va más hacia la de un encuentro cultural", dice Aldaya.

    Además del de Benicassim (del 17 al 20 de julio), hay otras citas para no perderse, como el BBK Live 2008, con The Police y Morcheeba (los días 4, 5 y 6 de julio en Bilbao) o el Doctor Loft, con Félix da Housecat (6 y 7 de julio, en Castelló d'Empúries, Gerona). Festivales cada vez más completos, que harán su agosto en julio.