Pymes y Emprendedores
Carlin, ejemplo de cómo el papel planta cara al 'boom' digital
Veinticinco años después de su fundación y presente en España, Francia, Portugal y Andorra, la firma prevé sumar 30 nuevas franquicias en España en 2014 y extender su red por Europa del Este y Latinoamérica.
La revolución digital y la incidencia de la tecnología en las Administraciones públicas, las empresas privadas y los consumidores pusieron en el punto de mira la capacidad de resistencia del sector de la papelería en España, en el que muchos profesionales temieron tener los días contados.
Una teoría que para mal de muchos sí se ha confirmado, sobre todo por el tsunami de cierres que ha provocado la crisis económica de los últimos siete años, pero que, contra todo pronóstico, también ha encontrado modelos de éxito que, lejos de ceder terreno, siguen abriendo locales y extendiendo su red tanto dentro como fuera de España.
Buena parte de culpa de esa excepción la tiene el sistema de franquicias, en el que Carlin -que nació hace veinticinco años siendo una empresa de venta directa por catálogo- ha basado su modelo de crecimiento.
Fundada en 1989 en Madrid por José Luis Hernández, la enseña de papelería cuenta en la actualidad con más de 500 franquicias repartidas por, principalmente España con 170 millones de euros anuales en ventas, pero también Portugal, Francia y Andorra.
Con un cuarto de siglo de historia y con un cambio generacional en su cúpula -ahora es presidida por José Hernández Sánchez, hijo del fundador- Carlin aspira a dar otro salto internacional y llegar, mediante el sistema de franquicias, a algunos países de Europa del Este y de Latinoamérica.
No son sus únicas ambiciones. Para este año, la enseña aspira a aumentar su red con 30 aperturas que de llevarse a cabo superarían las 25 que ejecutó el último ejercicio, en el que siguió apostando por sus dos contratos de franquicia: la hiperpapelería -una tienda abierta al público en régimen de autoservicio-, y el ofimarket -almacén de mercancías para la venta por teléfono a empresas-.
A estas opciones se suma la que supone mezclar las dos anteriores para disponer de una tienda de autoservicio y un almacén de distribución.
Además, todas ellas cuentan con el respaldo de la tienda online de Carlin, gracias a la cual el consumidor puede comprar a su franquiciado más cercano.
Tiendas de barrio o almacenes
En concreto, Carlin ofrece a sus franquiciados la opción de apostar por la hiperpapelería si lo que quieren es abrir una tienda de barrio de entre 50 y 100 metros cuadrados ubicada en una zona de gran concentración de público en la que aplicarán un modelo comercial basado en el autoservicio y explotado por dos personas.
En este caso, el canon de entrada es de 7.800 euros y los cánones mensuales irán de 300 euros al mes durante el primer año, hasta los 450 euros mensuales el segundo año para llegar a los 600 euros el tercer año.
Además de la hiperpapelería, Carlin pone a disposición de sus franquiciados su formato de local ofimarket.
En este caso, el franquiciado tendrá que disponer de un almacén de unos 200 metros cuadrados en una zona en la que estén censadas entre 1.500 y 3.000 empresas, y en este formato, la plantilla de cada almacén ha de constar, como mínimo, de un gerente, una televendedora, un almacenista y un repartidor.
Con la fusión de los dos formatos anteriores, los franquiciados de Carlin también pueden optar por abrir un local que sea una mezcla de tienda autoservicio y almacén de distribución.
En este caso, el franquiciado también ha de disponer de un local comercial de 200 metros cuadrados de los que la mitad de destinarán a almacén para venta por teléfono a empresas.
Estos locales han de estar situados en núcleos urbanos de un mínimo de 15.000 habitantes para asegurar el funcionamiento y rentabilidad de la hiperpapelería y contar con entre 500 y 3.000 empresas censadas en la zona para la actividad del ofimarket.
En estos locales, la plantilla ha de estar compuesta como mínimo por un gerente, un televendedor, un almacenista y un responsable de la tienda.
El canon de adhesión es de 7.800 euros para la parte de la hiperpalería -incluye proyecto decorativo- más un canon proporcional al número de empresas de la zona para la parte del ofimarket.
Aunque Carlin no descarta la figura del inversor, sí prefiere que la persona que invierta en una de sus franquicias esté al frente del negocio.
En cualquier caso, los asociados de la enseña pasan por un período de aprendizaje de una semana, asegurado por la central, en el que se les instruye sobre la filosofía de la cadena, el producto, los proveedores y el sistema informático.
De hecho, además de los franquiciados independientes, una de las fórmulas que emplea esta empresa de papelería y material de oficina para crecer es la de los franquiciados maestros, que son los encargados de conceder franquicias y de llevar la gestión en su región.