Pymes y Emprendedores

Europa invierte 19.000 millones de euros anuales para tratar la ansiedad



    Los expertos prevén que la crisis económica pase factura a los afectados en los próximos mesesCuando se une a la depresión representa la forma más terrible de sufrimiento humano conocido

    Cerca de 19.000 millones de euros le cuesta cada año a los europeos hacer frente a sus problemas de ansiedad y depresión. Y los expertos creen que es posible que estos gastos aumenten el año próximo como consecuencia de los problemas que la crisis económica puede inducir en directivos, empresarios y trabajadores.

    "No tenemos datos concretos, dice Salvador Ros, del servicio de Psiquiatría del hospital del Mar en Barcelona, "porque las consecuencias de la situación económica que estamos viviendo no son inmediatas, sino que, previsiblemente, se producirán dentro de sies meses o un año". Aún así, el doctor Ros reconoce que lo lógico es pensar que los trastornos de ansiedad aumenten en este grupo de población.

    Aunque en España los últimos datos disponibles no están muy actualizados, haciendo un escalado estimativo se podría decir que se consumen más de 60 millones de envases de tranquilizantes al año. En Estados Unidos se calcula un gasto superior a los 1.500 dólares por persona y año, y esta cifra ya supone unos 50.000 millones de dólares y un tercio de todo el gasto sanitario global.

    Desde el punto de vista de la epidemiología los trastornos de ansiedad afectan a un 11-14 por ciento de la población (más de 4 millones en España) y unidos a la depresión son una de las formas más terribles de sufrimiento humano; "más, incluso, que el cáncer", como señala el doctor Javier García Campayo, del hospitalMiguel Servet de Zaragoza, quien refiere el caso de un paciente "que había sufrido y superado esta terrible enfermedad y que manifestó que la ansiedad le produjo más dolor".

    Todo está en el cerebro

    Y puede que no le falte razón. Todo está en el cerebro y el solito es capaz de hacer que cualquiera enferme o se crea enfermo, que para el caso es lo mismo. Porque los trastornos de ansiedad pueden hacer que la persona que los sufre, para evitar cualquier riesgo, incluso deje de hacer su vida normal y se recluya en casa. Este sería el caso de quienes sufren agorafobia (miedo a estar en sitios abiertos y públicos) o claustrofia (miedo a estar en sitios cerrados). Pero las fobias, con ser importantes, no son la única enfermedad que afecta a estas personas. Porque los trastornos de ansiedad son muchas patologías distintas que a veces se juntan entre ellas o van unidas a otras. Una de las compañeras de viaje más terrible es la depresión. Si van juntas, la cosa se complica mucho porque aparece el riesgo de suicidio que es, obviamente, el peor desenlace posible de ambas enfermedades.

    Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2020 la depresión se habrá convertido en la primera causa de discapacidad de la población. Y lo más grave es que de las diez primeras, cinco serán patologías psiquiátricas (depresión y ansiedad, alcoholismo, esquizofrenia y trastornos obsesivo compulsivos).

    Otro de los problemas importantes, señala García Campayo, es que cerca de un 20 por ciento de las personas afectadas por la ansiedad no consultan sobre su problema y, por tanto, el sistema sanitario no los contabiliza. A veces, también se oculta, dice, en el entorno de trabajo, por miedo a sufrir represalias. De hecho, la dificultad para conciliar la vida laboral y personal es motivo frecuente de consulta y la mayor parte de las bajas de causa psiquiátrica tienen que ver con ansiedad (angustia, ansiedad social, trastornos obsesivos comulsivos, trastorno de estrés postraumático y fobias) o depresión.

    Sexo y comunidad

    El número de mujeres que tienen ansiedad dobla al de los hombres y los expertos suponen que esto no se debe solamente a razones hormonales, sino a la mayor carga de trabajo y estrés diario que sufren ellas, siendo las fobias los episodios más comunes en ambos sexos. Por comunidades autónomas, quienes viven en Cataluña, Galicia y Castilla-La Mancha son quienes más sufren estos trastornos. Por edades, los más angustiados son los jóvenes de 18 a 24 años y los más maduros de 50 a 65 años. En lo que respecta al estado civil, los que se llevan la peor parte son los separados y divorciados.

    Pero la ansiedad y el estrés no siempre son malos. A veces nos ayudan a afrontar situaciones de peligro físico o amenaza personal; pero si cualquier situación cotidiana (como intentar dormir, estudiar o trabajar) se convierte en una amenaza, entonces hay patología, como destaca el psiquiatra Cristóbal Gastó, del hospital Clínico de Barcelona, quien participó en una reunión científica patrocinada por la framacéutica Lundbeck en Ibiza para hablar de la ansiedad "como circuito del miedo". "Porque así es", confirma Gastó. "El hecho de tener miedo a no dormir crea insomnio, y la claustrofobia hará que evitemos el metro. El problema es que la persona piensa que ante un ataque de ansiedad puede morir de un infarto (los síntomas son similares) y por eso es tan terrible".

    En todo caso, "detrás de un sentimiento siempre hay un pensamiento", concluye García Campayo, "porque elaboramos sentimientos sobre lo que puede ocurrir, no sobre lo que pasa en realidad. Y en moficar eso está la clave del tratamiento en una sociedad que no está preparada para sufrir."