Pymes y Emprendedores
Ganarse la vida con un taxi requiere paciencia para recuperar la inversión
Los taxistas compran sus licencias a compañeros jubilados o que cambian de actividad a precios que van desde los 90.000 hasta los 120.000 euros. Unas tarifas de venta que han aumentado un 60 por ciento en dos años.
"Esto es sólo la inversión inicial", asegura José Antonio Vidal, un taxista autónomo que lleva casi una década circulando por Barcelona. Enumera con pasividad todos los gastos que le supone su medio laboral, aunque "bueno, en el fondo depende de si eres autónomo o asalariado", explica.
90 por ciento: autónomos
Los autónomos, que son cerca del 90 por ciento de los taxistas españoles, cobran el cien por cien de lo que ganan con cada carrera que hacen pero deben abonar mensualmente 240 euros como tasa por ejercer esta actividad sin ser asalariado.
El Impuesto de Actividades Económicas (un pago único de 150 euros) y el alta como autónomo van aparte. Una vez al año deben llevar el coche a revisión (50 euros cada vez) hasta que éste cumple cinco años, después las revisiones se repiten cada seis meses (al mismo precio).
Mantener el taxi: 650 euros al mes
Carburante y reparaciones dependen del kilometraje diario y de la gravedad de las averías, respectivamente: "Cuantas más horas pasamos al volante más posibilidades tenemos de sufrirlas". Si se suma a toda esta factura de mantenimiento la limpieza semanal del vehículo (entre 3 y 5 euros), la manutención sale por unos 650 euros al mes.
Los asalariados cobran un 33 por ciento de lo que paga el cliente por una carrera, el resto es para la empresa que le proporciona el vehículo y le paga todas las tasas de altas en la Seguridad Social, el seguro y los gastos enumerados.
120.000 euros de licencia
Una vez que ya conoce los gastos que deberá abonar el mes y ha conseguido reunir los 120.000 euros de licencia, suspire y comience a buscar una. Los ayuntamientos ya no conceden ninguna, aunque algunos como el de Barcelona se lo esté repensando.
Según la Confederación Nacional del Taxi, Madrid, por ejemplo, cuenta con 20.000 taxis que transportan a medio millón de viajeros diario y facturan 665 millones de euros al año. Deberá esperar a que alguien se jubile y ponga su licencia en venta para poder ejercer como taxista. Otra posibilidad es compartirla aunque las asociaciones profesionales recomiendan no hacerlo excepto en caso de familiares muy cercanos, como padre e hijo.
Taxímetro: 600 euros
Si ha conseguido la licencia, previo pago al ayuntamiento de su ciudad unos 3.000 euros para que le den de alta la misma, le queda la segunda parte de la inversión: seguro y vehículo. Además del carné de conducir B, debe contar con el BTP, para conducir vehículos de transporte público, cuyo curso, examen y tramitación suman 1.000 euros más. "Un vehículo de gama media cuesta entre 24.000 y 30.000 euros.
Lo positivo es que sólo se paga el 16 por ciento de IVA y estamos exentos del impuesto de lujo", asegura José María Soto, vicepresidente de la Asociación Nacional del Taxi. Adaptar el taxi a las características que comparten el resto de la flota de cada ciudad (colores, escudos y número de licencia en las puertas) cuesta una media de 400 euros en un taller 'oficial recomendado'. La llave maestra del negocio, el taxímetro, vale 600 euros y, en plena discusión sobre la seguridad de los taxistas, el precio de las mamparas protectoras se ha disparado hasta los 1.200 euros.
La contratación de un seguro es "como pedir una hipoteca", bromea Soto. El coste medio de una póliza a terceros está entre los 1.600 y los 2.000 euros, y ahora los sindicatos profesionales plantean que se suprima la prima de riesgo que se aplica a la profesión y que representa un incremento del 40 por ciento en las tarifas de los seguros.
Pequeñas ayudas
Las asociaciones de taxistas facilitan las carreras a sus afiliados, que abonan cuotas que van desde los 60 hasta los 200 euros mensuales. "Así tenemos dos posibilidades de coger gente, bajando la bandera y acudiendo a un punto en concreto", explica Vidal.
También, a través de estas asociaciones, pueden hacer de su vehículo una valla publicitaria que les ayuda a solventar algunos de sus gastos. Un anuncio en el respaldo del asiento del taxista cuesta al anunciante 35 euros al mes y en el techo, 80 euros. Las propinas "brillan por su ausencia" y no aportan nada. La amortización de esta inversión, cercana a los 180.000 euros es, "como mínimo", de una década, casi el tiempo que aguanta el vehículo (entre 6 y 8 años), "así que cuando amortizamos una inversión, empezamos con otra", puntualiza Soto.