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Llega el 'horario de verano', una medida que no ahorra energía ni molestias



    Si mañana se despierta con sueño o no tiene mucho apetito a la hora de comer no se preocupe demasiado, el culpable es el cambio al horario de verano que se producirá en la madrugada del día 31. Entonces, las dos serán las tres y usted, como todos los ciudadanos europeos, habrá pasado, sin darse cuenta, al " horario de verano". ¿O sí se dará cuenta?

    La coartada que utiliza la Union Europea (UE) para justificar este cambio y el que se produce en octubre es que se ahorra energía, fundamentalmente luz, pero no hay estudios serios que lo avalen.

    De hecho, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), en la nota oficial de este año, subraya que "el potencial de ahorro en iluminación con esta medida puede representar un 5 por ciento del consumo eléctrico, equivalente a unos 300 millones de euros.

    Crisis del petróleo

    De esa cantidad, sostiene este organismo oficial, 90 millones correspondería a los hogares españoles, lo que supone un ahorro de 6 euros por casa, mientras que los otros 210 millones se ahorrarían en los edificios terciarios y en la industria. Sin embargo, añade que para conseguir este potencial de ahorro se deberá guardar un comportamiento responsable en el hogar y en las empresas. Vamos, que no lo tienen claro.

    Todo comenzó oficialmente tras la primera crisis del petróleo en 1973, aunque las primeras variaciones de horario se produjeron, aunque erráticamente, tras la Primera Guerra Mundial. En 1974 la UE elaboró una directiva que estipulaba dos cambios horarios al año (uno en primavera y otro en otoño), hasta que en 2001 el Parlamento y el Consejo de la Unión aprobaron la que daba carácter indefinido al cambio horario.

    El Gobierno español decidió en marzo de 2002 incorporarla mediante un real decreto a nuestro ordenamiento jurídico, aunque cada vez más voces ponen su sentido en entredicho. Manuel Toharia, director científico de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, asegura que "nadie ha demostrado que con el cambio de hora se ahorre dinero. Lo único que sé es que se adelanta la hora a la que se empieza todo y también la hora a la que se acaba". Toharia considera que los patrones de consumo eléctrico han cambiado tanto desde el 74 que no puede pedirse un cambio horario por igual para todos.

    Si no es lo mismo la cantidad de horas de luz que disfrutan los noruegos y los españoles, dentro de nuestro país son claras las diferencias entre las islas Baleares y Galicia, por ejemplo. "Creo que esta medida se adopta casi por inercia y los políticos tienen otras cosas en las que trabajar, por eso nadie hace nada al respecto", dice Toharia. Aun así, apunta que hay estados de Estados Unidos que se niegan a modificar sus relojes, igual que China.

    ¿Qué hay del impacto?

    ¿Y el famoso impacto en el consumo energético? Para Toharia, "lo que se ahorra por la mañana se gasta por la noche, o viceversa, pero el tiempo de actividad, con o sin luz solar, es el mismo que si no cambiáramos la hora".

    Por su parte, José Guerra, director del Centro de Eficiencia Energética de Unión Fenosa, señala que afecta en la energía consumida en los hogares según el número de puntos de luz que existan y si se tienen bombillas incandescentes o de bajo consumo. "Aunque partimos de abajo. Porque en la Unión Europea el 55 por ciento de los puntos de luz de las casas tiene bombillas de bajo consumo, mientras que en España ese porentaje es de sólo el 15 por ciento", dice.

    Por otro lado, y aunque sus consecuencias no sean graves, el cambio horario también repercute sobre la salud.

    Ricardo Martínez, neurobiólogo del Instituto Cajal, asegura que las variaciones en la cantidad luz afecta al equilibrio de las hormonas que promueven nuestro comportamiento. "Cuantas más horas de luz, más ansiedad. Por eso es cierto aquello de que la primavera, la sangre altera", dice.

    Más suicidios

    Aunque aclara que la adaptación es rápida -dos o tres días a los sumo- al tratarse sólo de una hora de diferencia. Pero sí conviene prestar especial atención a aquellos que sufren trastorno bipolar. "No es casualidad que en primavera aumente la tasa de suicidios. Las personas con tendencia suicida se dan cuenta de que disponen de más horas de luz en las que hay que hacer cosas, estar activos", aclara Martínez.

    Toharia quiere tranquilizar a los más aprensivos: "la salud no se ve demasiado resentida", y habla de simples molestias. "Las consecuencias son mucho más graves si se viaja a California, que son nueve horas de diferencia", aclara.

    En todo caso, pediatras y docentes advierten que el cambio al horario de verano se tolera peor que al de invierno porque la adaptación del organismo es bastante más lenta y puede prolongarse una semana. Por ejemplo, los trastornos del sueño son mayores en niños y ancianos, y muy evidentes en los bebés, que, además, ven alterados sus ritmos de comida.

    El único estudio un tanto serio realizado con alumnos de primaria en Francia demostró que la atención en clase era peor tras el cambio al horario de verano y el aprendizaje de los alumnos mucho más lento. Según un informe de la Comisión Europea el posible malestar desaparece entre uno y catorce días después, en el peor de los casos. Entonces temperatura y calidad del sueño se adaptan al nuevo horario .