Pymes y Emprendedores
Que no os mueva el rencor y al juzgado
Aviso a amigas, conocidas y mujeres en general: que no os mueva el rencor. Si una de nosotras comete un desliz -no digamos nada si es provocado- se nos echarán encima, a todas. Es como el actor que la pifia con su última película. Hasta a los menos desalmados se les olvidará que una vez ganó un Oscar o cualquier otro premio de prestigio.
Una vez, mi amiga Esmeralda Díaz-Aroca me dijo que ser mujeres no nos libra de los pecados. "Hay mujeres super productivas con jornada reducida. ¡Pero anda que no hay caraduras!", dijo.
Cuento esto porque en los últimos días he recibido por tierra, mar y aire peticiones para firmar, protestar y pedir porque "Mango no despida a mujeres embarazadas". Yo, que he aprendido a ser desconfiada, de inmediato fui a ver el vídeo de la mujer -en los 38 segundos que dura solo dice que se llama Laura- que denuncia esta discriminación. No seré yo la que pone la mano ni por ella ni por Mango, pero seamos serios. Esto, se va a un juzgado de la mano de un abogado y se denuncia. No se cuelga un video en Youtube. Porque los malpensados nos podemos acordar de todas esas señoras que denuncian malos tratos en un programa de televisión en vez de ir a contárselo a un juez. Y no es justo para el resto.
El caso es que las redes sociales han conseguido el ruido y Mango ha mandado un comunicado en el que recuerda que "el embarazo de una empleada de Mango nunca ha sido motivo de despido de la empresa. Laura no superó el período de prueba de 2 meses por motivos objetivos y en ningún caso por motivos relacionados con su embarazo". Por si acaso, señalan que "en la actualidad, 9.000 de los 11.000 empleados de Mango son mujeres" y que en 2001, más de 500 mujeres "disfrutaron" (...) de permiso de maternidad. Hombre tanto como disfrutar... es un derecho por ley y punto, no un privilegio que conceden. En cualquier caso, esto no es otro David contra Goliat. Siempre estaré al lado de David porque soy uno de ellos. Pero ante la duda, al juzgado. Hay mucha caradura, mujeres y empresas. Pero que sea un juez el que saque los colores.