Pymes y Emprendedores

El 47% de las empresas reconoce haber sido víctima de fraudes

  • El coste medio de los delitos se encuentra entre los 70.000 y los 3,5 millones


La situación económica del entorno empresarial en general ha derivado en un aumento de las actividades delictivas, lo que a su vez ha requerido un incremento de las medidas destinadas a la detención del fraude por parte de los organismos.

Así lo atestigua la encuesta mundial sobre fraude y delito económico 2011, un estudio realizado en 72 países que recoge que el 47,1% de las empresas afirman haber sufrido al menos un fraude económico, de las cuales un 35% reconoce haber sido objeto de apropiación indebida de activos, un 29% señala haber sufrido manipulación contable y un 11% sobornos y corrupción.

Pero no sólo han aumentado los delitos, sino también el coste medio del fraude. El 73% de los encuestados han declarado que el impacto económico de estos hurtos se encuentra entre los 70.000 y 3,5 millones de euros, un porcentaje que se ha incrementado en un 10% desde los resultados del 2009.

Lo que más preocupa a los empresarios

Del informe se extrae que el fraude es la mayor preocupación para los empresarios, ya que para el 28% de las compañías supone el aspecto más  preocupante, seguido de la reputación de la empresa con un 27%.

Ante esta situación, las organizaciones se han centrado en las tareas de detención e identificación del fraude externo, prescindiendo de los programas de prevención del interno, hurto que según el estudio, lo acomenten principalmente miembros de la alta dirección y mandos intermedios, a diferencia que en Europa, donde el 30% de estos delitos son cometidos por los empleados más jóvenes o recién incorporados.

El estudio también recoge los delitos informáticos y la actuación reactiva que hay en España frente a ellos, a pesar de afectar a cerca del 4% de las compañías y genera un efecto peyorativo en la imagen de la organización, el volumen de ventas y la confianza del sector.

Dentro de este fraude, la fuga de información se identifica como uno de los riesgos de seguridad más importantes del cibercrimen.