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¿Amante de la naturaleza? Conozca los safaris más insólitos con los que vivir el lado salvaje de África



    El verano es un mes ideal para cumplir uno de los grandes sueños de todo viajero: realizar un safari por África, que lo normal es que transcurra a plena luz del día y dentro de un coche durante largas horas. Nadie se arrepentirá de haberlo realizado. Aunque el encierro produce una sensación claustrofóbica que se acrecentará según nos percatemos de la inmensidad del paisaje que nos circunda.

    Fuera de este plan de viaje, también existen otras opciones menos convencionales. Así, es posible avistar animales, a pocos metros y en su propio territorio, mientras caminamos por la sabana, o verlos en acción por la noche, cuando aumenta el hambre y las opciones de observar de cerca a algunos de los principales depredadores son mayores.

    El safari se pueden reservar a través de las páginas web de las agencias locales e incluso es factible llegar a Nairobi, Arusha, Johannesburgo o Windohek sin reserva alguna, alquilar un coche y acudir por cuenta propia las reservas naturales que aquí se describen. Pero este es otro safari (viaje, en suajili), aún más alejado de los convencionalismos y con un fuerte sabor a aventura.

    1. Expedición a pie en la reserva privada Sabi Sabi

    La reserva privada Sabi Sabi, en el Parque Nacional Kruger, en Sudáfrica, cuenta con los alojamientos más espectaculares y lujosos del país. Además de las actividades propias de todo lodge en un parque africano -dos safaris diarios en todoterreno, cena bajo los árboles, piscina- en Sabi Sabi se puede experimentar la emoción de un recorrido a pie, acompañado por un guía armado con experiencia para situaciones difíciles. Son caminatas de una hora en las que es imprescindible no separarse ni siquiera tres metros del grupo y obedecer siempre las indicaciones.

    En Sabi Sabi hay cuatro grupos de lodges. El más lujoso, el Earth Lodge, consta de cabañas individuales, con su propia piscina -alguna vez ha acudido un elefante a abrevar a las mismas puertas del alojamiento- y jacuzzi. Se camuflan en pequeñas hondonadas de la sabana, lo que les hace casi invisibles, interfiriendo mínimamente con la vida salvaje. Los precios, con todas las comidas y safaris incluidos, van desde los 500 euros por persona y día en el Bush Lodge, hasta los 640 en el Earth Lodge o los 1.300 en la suite Amber Presidential de este último.

    2. Safari nocturno en el Parque Nacional Selous

    Con una extensión de 50.000 kilómetros cuadrados, la reserva natural Selous, en el sureste de Tanzania, es la mayor de toda África y una de las mejores para observar los big five (león, leopardo, búfalo, elefante y rinoceronte) y, sobre todo, para ver otras especies muy difíciles de encontrar en otros parques, como los perros salvajes.

    Tiene un acceso bastante complicado por tierra, excepto si se viene, desde Dar es Salam, en el tren de lujo Safari Express, pero también se accede en vuelos desde esa misma ciudad, Zanzíbar o Arusha. En el campamento Sable Mountain Lodge organizan safaris en vehículos todoterreno también por la noche, cuando es más fácil ver ciertos depredadores, como el leopardo o las hienas.

    Además, este alojamiento ofrece un paquete de diez días que incluye una estancia en el Parque Saadani y todos los desplazamientos, incluidos los vuelos de ida y vuelta a Dar es Salam o a Zanzíbar. 2.000 euros por persona.

    3. Excursión entre los baobas del Tarangire

    El parque nacional Tarangire, en el norte de Tanzania, es tan hermoso como otros muchos de la zona, pero se distingue del resto por la gran cantidad y variedad de majestuosos baobabs, ese precioso árbol africano que parece crecer desde la copa hacia las raíces. Los elefantes son omnipresentes, así como los ñus y varios tipos de antílope. Una jornada en el alojamiento más lujoso, el Tarangire Treetops Lodge comienza con un ligero desayuno a primerísima hora de la mañana.

    En vehículos todoterreno se recorre el parque y se llega a orillas del río Tarangire, donde se producen las grandes concentraciones de paquidermos. Al cabo de tres horas se vuelve para tomar un segundo y más opíparo desayuno y hay tiempo para descansar en la piscina hasta la hora del almuerzo y la salida para el safari de la tarde.

    Por la noche, después de una cena al aire libre, se duerme en lujosos cabañas instaladas en las copas de los árboles, rodeados, cómo no, por baobabs. Su precio es de 720 dólares diarios, incluidos dos safaris cada día, los guías y todas las comidas.

    4. Las grandes dunas de Namibia a vista de globo

    A lo mínimo que estemos atentos, también podremos ver árboles pétreos o a una gacela poner tierra de por medio, pero no por la presencia aerostática: los chacales merodean el lecho del río donde pastaba.

    Pero esta inolvidable experencia de cerca de una hora no resulta barata. Comprar un globo y mantenerlo sale por lo mismo que un gran Mercedes, así que la empresa organizadora, Balloon Safaris, cobra 171 euros por cabeza y, por un poco más, organiza al aterrizar un desayuno con champagne sudafricano y carne de cebra ahumada.

    La pista de despegue son los alrededores de Sossusvlei, una remota localización, a la que sólo se accede por pistas de tierra, donde se asientan diversos campamentos. Los cuatro que posee la cadena Wilderness Safari resultan los más exquisitos de la zona y son de los pocos a los que acuden los dueños del globo para recoger a los pasajeros. Se sale de noche y cuando se comienza a coger altura, el sol lanza sus primeros destellos.