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Mi franquicia no funciona, ¿qué hago para salir del negocio sin perder dinero?

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    Las franquicias pueden llegar a ser un gran negocio tanto para la enseña como para el franquiciado. Sin embargo hay veces que por culpa de la ausencia de beneficios o incumplimiento de contrato, la convivencia se hace insostenible. En ese caso, y con objeto de perder lo menos posible, es crucial para el franquiciado que la recompra de producto figure por escrito en el contrato Si la tienda no va bien hay que cerrarla por varios años, y, si da beneficios, buscar un traspaso

    Las franquicias pueden llegar a ser un gran negocio para la enseña oficial y el franquiciado, pero el problema surge cuando este equilibrio se rompe, normalmente en favor de la primera, o no se cumplen las cláusulas del contrato. En esas circunstancias, se impone el divorcio contractual y conviene saber qué se puede hacer para no perder la inversión realizada.

    Un ejemplo de lo que decimos es la querella que un juzgado de Lleida admitió a trámite en 2009 contra la entidad financiera Credit Service por parte de unos 60 franqui- ciados que reclamaban a la financiera más de 7 millones de euros por estafa y apropiación indebida.

    Sin embargo, ésta no es la situación más habitual. Como señala Xavier Vallhonrat, presidente de la Asociación Española de Franquicias, "la teoría es que cuando se firma un contrato hay que cumplirlo, pero en la práctica no es así, y cuando un franquiciado quiere abandonar es por algo y lo mejor para ambas partes es llegar a un acuerdo".

    Los franquiciados de Credit Service manifestaron en su momento sentirse engañados por el franquiciador. Y es que ésta es, precisamente, una de las principales razones que se aducen para impugnar una relación contractual.

    Falsas promesas

    Un ex-franquiciado, que no quiere ser identificado, aunque trabajó para una cadena del sector alimentario, señaló a este diario que "al principio, el franquiciador te lo pone muy bonito, y antes de firmar el contrato el cortejo es impresionante; como un pavo real que te enseña el plumaje... y tu picas. Luego, de lo dicho no hay ni la mitad, les llamas y ni te responden y ves que te has metido en una inversión que no da los frutos prometidos".

    Vallhonrat confirma el testimonio apuntando que "normalmente no se abandona nada que produzca beneficios, de manera que la ausencia de los mismos y el incumplimiento del contrato por alguna de las dos partes son las principales causas de desacuerdo".

    La pregunta que cabe hacerse es: ¿quién es la parte más débil? Y, como en la leyenda, David representa al franquiciado. A la marca le viene mal perder un asociado no sólo por la interrupción del negocio en sí, sino por imagen. No le interesa cerrar establecimientos y ésta es una baza que puede jugar el franquiciado para presionar.

    Por eso, lo normal en estos casos es que se busque un traspaso, y que la propia marca encuentre un comprador de la franquicia o, incluso, que el propio franquiciado busque alguien que le sustituya.

    Cualquier otra solución puede ser nefasta para ambas partes. Un juicio, en el mejor de los casos, tardará en resolverse de uno a cinco años, y eso no le interesa a nadie.

    Para Santiago Barbadillo, de la consultora experta en franquicias Barbadillo y asociados, "lo normal es rescindir el contrato por incumplimiento, aunque muchas veces la idea que subyace es que el negocio no es rentable para el franquiciado".

    Picaresca

    Por eso, a veces, éste, para buscar más ingresos emplea formas y canales de venta que pueden chocar con las condiciones del contrato que firmó con el franquiciador, lo que implica una denuncia.

    También se puede dar el caso de aquélla enseña de éxito cuyo franquiciado, creyendo conocer los secretos del negocio, pretende montar una empresa por su cuenta y así librarse del pago de los royalties. "Si esto ocurre", dice Barbadillo, "la culpa es de la enseña que no ha sabido transmitir al franquiciado el valor añadido que representa pertenecer a su marca o que bien no ha cumplido lo pactado, aunque no estuviera escrito en el contrato".

    Este sería el caso de quien promete unas condiciones determinadas de suministro y un crecimento exponencial que no se produce en la realidad, con lo que el franquiciado se puede sentir engañado.

    ¿Solución? O la enseña rectifica y cumple lo que prometió y modifica su actitud, aunque no figure en el contrato, o el franquiciado termina saliendo de la cadena. Pero, en todo caso, Barbadillo insiste en "se haga de forma amistosa. De ese modo, puede que la enseña recompre el producto que nos ha sobrado y no perdamos dinero. Pero lo mejor es que esta recompra figure en el contrato firmado".