Pymes y Emprendedores
¿Cuánto estaría dispuesto a pagar por un año más de vida?
Un millonario no tendría ningún problema en dar una respuesta. Un ciudadano más normal se lo pensaría pero también se volcaría hasta un límite. Pero en el caso de un gestor sanitario público, entonces sí se deben tener en cuenta otros criterios, como su presupuesto, la equidad o el coste efectividad del tratamiento, tecnología o diagnóstico que se trate. Es una de las cuestiones más peliagudas que están resolviendo los sistemas de salud y, de momento, sin bases firmes.
Para el doctor José Antonio Sacristán, director médico del laboratorio Lilly y uno de los impulsores de la farmacoeconomía en España desde 1993, "no existe ningún criterio". Pero sí tiene claro que los responsables de tomar decisiones atendiendo a su eficiencia "tienen, en primer lugar, que definir qué lo es y qué no lo es".
En una entrevista concedida a elEconomista durante un curso de farmacoeconomía organizado por Lilly, Sacristán explica que, junto con otros investigadores, revisaron los artículos publicados sobre estudios de evaluación económica de actuaciones sanitarias. Y vieron que cuando el coste efectividad de una medida es menor a 30.000 euros por año de vida ganado, los autores no tenían duda de que se trataba de un "coste aceptable". En su opinión, este estudio podría ser una primera referencia para abordar esta cuestión que es prioritaria para los sistemas públicos de salud.
Difíciles de explicar
Pero las negativas a costear un tratamiento por no ser coste efectivo son difíciles de explicar, sobre todo, a los ciudadanos. "Hace falta una cultura de que los medios son escasos y separar lo que es la evaluación de la innovación y de la eficiencia", asegura este experto. "El ciudadano sí entiende que el coste efectividad de un tratamiento es demasiado alto para financiarlo pero no podemos mezclar conceptos". En el Reino Unido, por ejemplo, sí hay una participación activa de los ciudadanos en las comisiones que deciden sobre la evaluación de los tratamientos, explica.
José Antonio Sacristán advierte de la situación actual, en la que "un medicamento no es innovador porque no tenemos dinero para financiarlo"; aunque prefiere no entrar en más detalles sobre los fármacos innovadores que están a la espera de la decisión ministerial de su precio y reembolso para comercializarlos.