Pymes y Emprendedores

La 'trombosis del viajero' ataca después

    El <i>síndrome de la clase turista</i> puede aparecer hasta quince días después de un viaje. <i>Ilustración: Javier Olivares</i>


    Acaban de pasar las vacaciones de Semana Santa y la mayoría de los españoles ha realizado algún tipo de desplazamiento. Según la Federación Española de Agencias de Viajes cada vez estos traslados son más largos y pueden generar el riesgo de padecer el llamado síndrome de la clase turista o, para ser más claros, la trombosis del viajero.

    De hecho, los datos apuntan a que casi el 2 por ciento de las personas que han sufrido una trombosis realizaron previamente un viaje largo.

    Y, además, no les sobreviene sólo a aquellos que eligen el avión como medio de transporte, sino que también afecta a aquellas personas que escogen el coche o el autobús para llegar a su lugar de destino. Seis horas en coche, autobús o tren y cuatro en avión serían suficientes para definir el riesgo de padecer este mal.

    Alerta tras las vacaciones

    El doctor Francesc Casals, hematólogo del Hospital Clinic de Barcelona y miembro del Comité Científico de la Fundación para el Estudio y Prevención de Enfermedades de las Venas alerta de que ahora, a la vuelta de las vacaciones, es cuando hay que estar pendientes de los síntomas, ya que esta enfermedad no suele dar la cara de golpe.

    Y es que el riesgo de sufrir una trombosis no termina cuando finaliza el viaje, sino que este síndrome puede aparecer hasta dos semanas después. "Hay muchas personas que acuden al médico hasta un mes después de haber sentido la primera molestia, a la que no dieron ninguna importancia". "Uno de estos síntomas puede ser, por ejemplo, la hinchazón de una pierna", explica el doctor.

    Los síntomas

    ¿Ante qué molestias debemos alarmarnos y tomar medidas? Pues según nos explica este especialista, "lo más grave sería que se sintiera un ahogo del que no se supiera la causa desencadenante; así como un dolor en el pecho o una expectoración con sangre. Esto querría decir que ya habría una embolia establecida en el pulmón".

    Este sería el diagnostico más crítico, pero también podemos padecer otros síntomas precedentes a la trombosis, "como una hinchazón en una pierna, así como un dolor o el cambio de color en alguna de nuestras extremidades inferiores".

    ¿Qué hacer? Pues depende del riesgo de cada persona. "Si se tienen antecedentes, se debe acudir inmediatamente a un médico para que prescriba inyecciones de heparina durante dos o tres días. Pero si el riesgo es moderado, entonces se puede optar por tomar una medida preventiva e ingerir una aspirina antes, durante y un par de días después del viaje".

    Caminar, una buena ayuda

    Otra recomendación a tener en cuenta, tengamos síntomas o no, es que lo mejor que podemos hacer nada más apearnos del avión o el coche es andar. "Lo más importante para disolver un trombo en las piernas sin necesidad de medicamentos es caminar.

    Así no sólo disminuiremos la incidencia de estas trombosis, sino también la gravedad que ocasionaría el proceso si se produjese", dice el doctor, quien hace hincapié en que no es nada recomendable meterse en la cama después de un largo vuelo.

    De todas formas, recuerda que "durante el traslado se pueden hacer ejercicios de punta talón y, sobre todo, evitar tomar sedantes para no quedarse inmóvil todo el trayecto".

    Mayor riesgo

    En cuanto a las personas con más riesgo, "se encuentran aquellas que en alguna ocasión han tenido una trombosis, una flebitis o una embolia en el pulmón. O bien esos otros que saben que su sangre es propensa a la trombosis o tiene algún familiar que ha padecido una de estas enfermedades. El riesgo en muchos casos es genético", matiza.

    Pero también existe otro tipo de riesgo, como el adquirido, que es más moderado: por ejemplo el que asumen las mujeres que toman anticonceptivos. "Sobre todo durante el primer año de su ingesta y con los anticonceptivos de última generación", advierte Casals.

    También deben de tener especial cuidado las personas que hayan sufrido hace poco algún traumatismo, hayan sido sometidas a algún tipo de operación o padezcan cáncer. Otro de los factores de riesgo para sufrir un coágulo es la constitución física de cada persona. "Se ha observado que el riesgo de trombosis venosa es apreciable en pasajeros que viajaban en coche o autobús y que tenían un índice de masa corporal superior a 30, o una altura superior a 1,90 cm o inferior a 1,60 cm", puntualiza.