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De la bodega a la mesa: el negocio alrededor del vino

    Descubra todo un negocio alrededor del vino. <i>Foto: Archivo</i>


    Un espacio de entre 40 y 80 metros cuadrados y una temperatura ambiente de, como máximo, 25 grados. Éstas son las dos únicas condiciones que debe vigilar el futuro aspirante a franquiciado de vinos, una de las fórmulas relacionadas con los viñedos que más ha crecido en los últimos años.

    "No hace falta ser enólogo para abrir una franquicia de vinos, basta con mostrar interés en ellos", explica Mireia Trius, directora de expansión de La Carte des Vins, una de las franquiciadoras de vinos que funciona en España.

    El aumento de estas franquicias en nuestro país se debe, asegura Trius, "a la necesidad que tienen los clientes de una atención personalizada. Muchas veces acuden a una tienda porque no saben qué vino va mejor con un tipo de comida u otro". Y es que cada vez menos la gente opta por el tetra brik de vino para sus comidas.

    La Carte des Vins nació en Francia hace nueve años, pero aquí funciona desde hace dos. Cuentan con 17 establecimientos, entre franquiciados y tiendas propias.

    Las condiciones económicas para poner en marcha una franquicia suponen una inversión de 125.000 euros en el local y un canon en una horquilla entre los 18.000 y 23.000 euros, en función de la población. Además hay que pagar dos tipos de royalties, uno del 3 por ciento sobre las ventas sin IVA y otro, del 1,5 por ciento, sobre la publicidad. "Son gastos asumibles", remarca Trius, que asegura que el negocio puede ser rentable en menos de tres años. La facturación se incrementa un 30 por ciento cada uno de los tres primeros años de funcionamiento, para cerrar el tercero con 300.000 euros.

    No hace falta ser sumiller

    El 80 por ciento de los franquiciados elige este tipo de negocio a través de Internet y el resto llega de oídas. Es la propia sociedad limitada que gestiona este negocio, La Carta de los Vinos, que espera facturar en torno a 4 millones de euros en 2006 y cuenta con una plantilla de 15 personas, la que se encarga de buscar el local, la zona más adecuada, servir los vinos e introducir al franquiciado en los trucos de sumillerpara atender a los clientes.

    La central de compras de la empresa tiene acuerdos con bodegas de toda España para distribuir, y cada año catan cada una de las 20.000 referencias vinícolas que hay en el mercado nacional. El desconocimiento enológico no es ningún problema; ellos proponen el surtido mensual que llegará hasta la franquicia.

    Tampoco hay que conocer el ciclo de los viñedos para elaborar tu propio vino. CalCeldoni, una iniciativa del chef catalán Ferràn Adrià, le permite disponer de sus propias viñas y recibir sus botellas personalizadas de vino procedente de su pequeña plantación. El lote mínimo para elaborar su propia cosecha es de 20 viñas y su precio, 4.640 euros, "aunque puede pagarse a plazos", aseguran en CalCeldoni: 84 euros cada uno de los 120 meses que dura el pago de los viñedos.

    Según el último informe del Observatorio de Consumo y Distribución Alimentario, cada español gasta una media de 21 euros al año en vino y consume una media anual de 11 litros. Además, el informe señala que el vino es el producto con mayor crecimiento en volumen de todo el sector alimentario seguido de las hortalizas y el agua mineral. Los consumidores refinan su paladar cada vez más.

    Así, mientras el gasto en este producto aumentó un 12 por ciento en 2005, el incremento en consumo no llegó al 9 por ciento.

    Bodegas para 'minipisos'

    Si vive en un piso en medio de la ciudad también puede tener su propia bodega, como si viviera rodeado de viñedos. En España funcionan casi una decena de empresas dedicadas a alquilar módulos por meses para conservar sus botellas de vino. Los módulos van desde uno hasta 70 metros cuadrados y el alquiler varía entre 17 y 24 euros por metro cuadrado, "cuantos más metros alquiles, más económico sale", dice Carlos Mirat, responsable de marketing de Espacioplus que, además de botellas de vino, también conserva en sus mini almacenes obras de arte.

    La zona para vinos (lockers, que significa armario para vinos) lleva abierta desde hace mes y medio y es un poco más cara que lo que cuesta almacenar otros objetos: unos 55 euros el metro cúbico. Está en una planta subterránea. Esta parte para vinos sólo cuenta de momento con unos 250 metros cuadrados y tiene una ocupación de "entre un 35 y un 40 por ciento".

    Según Mirat, el negocio está dirigido a empresas y a particulares, aunque normalmente "lo recomendamos para personas relacionadas con el negocio del vino, para evitar que se le estropee". Los inquilinos tienen llave propia y la seguridad de tener sus botellas guardadas con un sistema controlado eléctricamente.

    Rutas del vino

    El enoturismo lleva a sus adeptos a conocer in situ la cultura del vino. Visitar bodegas y aprender a catar sus caldos mientras se conocen los métodos de elaboración modernos y tradicionales está de moda. La oferta crece en todas las comunidades autónomas y "por menos de 30 euros se puede pasar un día conociendo los entresijos de una bodega", aseguran en la Bodega Vivanco de Briones (La Rioja). Esos entresijos incluyen visita al Museo del Vino (6 euros), a la bodega (5 euros) y cursos de iniciación a la cata de vinos (18 euros).

    El operador Turespaña ya promociona internacionalmente las rutas enoturísticas. Para algunas agencias de viajes, como Viavinum, estos recorridos suponen el cien por cien de su negocio. Algunas comarcas incluso han constituido consorcios para promocionar sus rutas y en el caso de L'Alt Penedés (Tarragona) participan más de un centenar de empresas. El negocio del enoturismo no cesa en todo el año y tienen programadas visitas y catas incluso en festivos y fines de semana.