El primer curso contará con un centenar de alumnos, que necesitarán cubrir 100 horas de estudio y pasar un examenlondres. La ley de la Sharia islámica no permite pagar o cobrar intereses. Los beneficios sólo se pueden obtener a partir de inversiones en activos, pero no en compañías relacionadas con el alcohol, el juego, el tabaco o la pornografía. Éstas son algunas de las particularidades de las finanzas islámicas.En Reino Unido hay más de dos millones de musulmanes y es un mercado en auge. Hasta el punto que los principales bancos británicos ofrecen servicios adaptados a la Sharia. Esto requiere la especialización de los profesionales de la banca y es la razón del primer curso especializado en finanzas islámica del mundo, presentado ayer en Londres y creado conjuntamente por el Institute of Securities and Investment británico y la Ecole Supérieure des Affaires de Beirut, en el Líbano. Este curso otorga el Título en Finanzas Islámica, la primera titulación de este tipo en el mundo. Su Consejo Asesor está presidido por el Vicegobernador del Banco del Líbano, Ahmad Jachi, y lo integran las principales figuras en finanzas islámicas británicas y árabes. El primer curso contará con cerca de un centenar de alumnos, que necesitarán cubrir las 100 horas de estudio antes de hacer el examen, que se hace por ordenador y dura unas dos horas. El precio es de 224 euros por el examen y 112 por todo el material. La directora del Institute of Securities and Investment, Ruth Martin, explicó a elEconomista que, por el momento, este curso no es obligatorio para los trabajadores del banco, pero en un futuro lo será porque es un sector con un futuro prometedor. El contenido analiza desde los principios básicos de sharia a las particularidades técnicas de cada servicio.Las principales diferencias entre un banco islámico y uno convencional es que el islámico no puede cobrar ni pagar intereses. Si alguien quiere abrir una cuenta de ahorro pacta con el banco, un tanto por ciento de beneficio que el banco le entregará en el plazo acordado. La entidad y el cliente comparten el mismo riesgo y existe una total transparencia en las operaciones.El banco no puede invertir en metales preciosos como el oro pero sí en el resto de metales. Si obtiene beneficios en una inversión, entrega al cliente lo pactado y el dinero ganado va a parar a un depósito con el que se pagarán las inversiones fallidas. En el caso de las hipotecas, éstas las comparten el banco y el cliente. Si una hipoteca cuesta 100.000 euros, el cliente debe pagar el 10 por ciento en efectivo y el banco compra el 90 por ciento restante de la casa. Entonces el cliente deberá pagar esa cantidad que adeuda a plazos, sin intereses, y deberá pagar un alquiler a la entidad, que descenderá a medida que pague la casa. El banco no entregará préstamos si estos suponen un endeudamiento superior al que puede asumir el cliente, y no venden seguros.La banca islámica genera entre 300.000 y 450.000 millones de euros de beneficio al año y está en auge, también para los clientes de otras religiones. Uno de cada 10 clientes del Islamic Bank of Britain (el primer banco islámico abierto en las Islas) no es árabe, pero los servicios de éste le son más atractivos.