'Mathnasium' es una franquicia que ayuda a los escolares a mejorar su nivel de Matemáticasmadrid. Las tablas de multiplicar, la división con decimales, las fracciones... Todos recordamos cuando las aprendimos en el colegio, y las dificultades que tuvimos que atravesar. En algunos casos, se engendraron odios vitalicios hacia las matemáticas. El objetivo de la franquicia Mathnasium es justamente el contrario: despertar en los niños el interés por los números, el álgebra, las operaciones y, en general, por las matemáticas. Además, de paso, ejercitar la mente en una edad donde empieza a desarrollarse la capacidad de razonar.El director de Mathnasium, Ángel Cámara, define la franquicia como un gimnasio. "Igual que hay gente que van a estos centros a ejercitar el cuerpo, nosotros ofrecemos a los niños que vengan a ejercitar la mente". Y de paso, a ayudarles con esta asignatura.El secreto es "enseñarles a verbalizar, a que sepan por qué se producen las operaciones", explica Cámara. El primer paso es realizar un pequeño test a los alumnos, que servirá para que los docentes conozcan el nivel y las dificultades concretas del niño.¿Cuál es la diferencia entre esta franquicia y una academia tradicional? Ángel señala que no se mandan ejercicios ni deberes para casa; y que los 25 alumnos por grupo (desde los tres hasta los 15 años) trabajan individualmente a su propio ritmo, supervisados por cuatro profesores. Ellos conocen perfectamente el nivel matemático del niño, sus lagunas concretas y las actividades que tiene que realizar.Autodenominado como un centro de aprendizaje de matemáticas para estudiantes de Educación Primaria y ESO, Cámara señala que la franquicia (cuenta con 34 centros en Portugal desde hace un año y ya tiene varios interesados en España) pretende evitar que los niños "se atasquen y aprendan mecánicamente" las operaciones. "Éso es precisamente lo que queremos evitar", insiste el responsable de Mathnasium.El truco pasa por visualizar las operaciones. "Tienen que aprender a razonar y a explicar por qué. No vale que lo aprendan sin más porque, entonces, lo acaban olvidando y odiando", continúa el director de la franquicia, cuyo origen hay que buscarlo en los Estados Unidos hace tres décadas, cuando un ciudadano llamado Larry Martinek se dió cuenta de que su hijo aprendía más y mejores matemáticas en casa y a su propio ritmo, que en el colegio.El canon de entrada de la franquicia es de 12.500 euros, y no se requiere canon de publicidad. Además, hay que abonar 15 euros por alumno (un centro de este tipo suele tener unos 120 alumnos) en concepto de royaltie. El contrato dura cinco años, y el local debe tener una extensión mínima de 80 metros cuadrados. La franquicia se dirige a poblaciones con un mínimo de 50.000 habitantes.