Merece la pena escaparse a Llançà para disfrutar de la cocina de este dos estrellasHa sonado varias veces como firme candidato a la tercera estrella Michelin, y lo cierto es que tras comer aquí cuesta entender su ausencia. O, mejor dicho, cuesta acordarse de nada, ni estrellas ni premios, ante este despliegue en la cocina y la sala, y unas vistas privilegiadas, que hacen honor al nombre del restaurante. Miramar afronta su temporada 2018 con un extenso menú degustación (185 euros) de más de 20 pasos, que sirven para demostrar el gran momento de forma de Paco Pérez. Un chef discreto, alejado de ese perfil mediático que tanto se estila, pero que no solo ha conseguido sumar un total de cinco estrellas en sus diferentes proyectos -incluidas las dos de Miramar- sino que ahora apunta también a Reino Unido, con una próxima apertura en Manchester. Pero volviendo a Llançà, merece la pena llegar hasta este pueblo costero, casi en la frontera con Francia, para disfrutar esas "pequeñas historias" de esta temporada. La técnica, siempre clave en la cocina de Pérez, sigue muy presente, pero rebaja ahora su protagonismo en favor de un producto aparentemente más desnudo, que esconde detrás unas preparaciones complejas y delicadas. El calamar -crudo, con una textura espectacular- en su tinta, la cigala con crestas guisadas e insuflada, crujiente como una corteza, o el socarrat convertido en taco son únicamente algunos ejemplos de este viaje, que también se asoma a la dehesa con un caldo ibérico que acompaña a unas habitas. Hay técnica y estética, mucha, pero sobre todo cocina, fondos untosos y producto que hablan de la historia de una gamba roja o de una anguila. Es cierto que la huerta y el mar brillan más que las carnes (rabo ibérico y pichón) -impecables, pero con menos que contar- y que los postres (delicioso el boniato que ejerce de pre-postre), pero la armonía de todo el guion de estas pequeñas historias hace que buscar peros resulte complicado. En la sala, Montse Serra y Manel Espinet llevan la batuta de un servicio eficaz y discreto: buen ritmo, explicaciones concisas y sin florituras innecesarias. De guiar al comensal por la carta de vinos -el libro, mejor dicho- se ocupa Toni Gata, que también propone un maridaje (99 euros) para acompañar este menú degustación. Además de la carta y este menú de temporada, también se ofrece uno que repasa los clásicos de la casa (160 euros). Y, ya que hemos conducido hasta aquí, nada mejor para aprovechar el viaje que alargar un poco más la visita y disfrutar de Miramar Rooms, las habitaciones que desde hace ya un par de años ofrece la casa. Es el broche perfecto para una gran historia.