La tecnología, que empezará a funcionar en noviembre, cuesta un millón de euros madrid. Para una empresa que cada año tiene que encargarse de que 6.000 millones de envíos postales lleguen a su destino, saber en qué lugar está cada uno de ellos es un verdadero problema. Por eso, Correos usará, a partir del 1 de noviembre, RFID: un tipo de tecnología basada en la radiofrecuencia y que, según los expertos, acabará sustituyendo al código de barras por su capacidad para identificar objetos mediante ondas de radio. El proyecto ha requerido una inversión de un millón de euros y es la mayor iniciativa de uso radiofrecuencia para el control de calidad que se ha realizado en Europa hasta la fecha. La empresa tecnológica catalana Aida Centre, especializada en RFID y participada por la Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovación y fondos de capital riesgo, ha realizado la implantación del sistema. La identificación por radiofrecuencia emplea unas pequeñas etiquetas electrónicas formadas por una antena y un chip, que se adhieren a un producto para identificarlo de forma única y almacenar información. Cuando la etiqueta inteligente penetra dentro del campo electromagnético de una antena lectora, automáticamente se activa para desvelar su contenido. Pueden ser leídas a diez metros de distancia, y sin necesidad de que exista una línea de visión directa, a diferencia de los códigos de barras tradicionales, por lo que esta tecnología promete revolucionar el comercio minorista. Correos ya ha equipado a 16 de sus centros de tratamiento automatizado (los grandes locales donde se clasifica y distribuye el correo) con el método. Se han instalado 330 lectores y 1.900 antenas fijas en los centros de tratamiento. En un futuro también se controlarán los 40.000 contenedores portabandejas que circulan por su red logística. Además, cuatro sistemas de antenas móviles se encargarán de recorrer la geografía para realizar controles puntuales que completen la medición de la calidad de los servicios de la empresa. Desde el próximo mes, 40.000 cartas test identificadas por RFID serán vigiladas constantemente para conocer en cada momento dónde están, desde hace cuánto tiempo y a dónde van. Los lectores de etiquetas reenviarán la hora, fecha y número de identificador, junto con la información del lugar en el que ha sido localizada la carta a un ordenador central, incorporándose así al sistema de control de calidad de la empresa postal. Miles de mediciones serán filtradas para mejorar el servicio, detectando la existencia de cuellos de botella, por ejemplo, y contribuyendo a proponer soluciones. Correos considera que "será una herramienta esencial para mejorar la calidad del servicio postal".PrivacidadDesde la empresa se afirma que el chip contiene un código que no se relaciona con ningún dato personal, por lo que no existen problemas de privacidad. Precisamente, la Comisión Europea ha realizado en los últimos meses una consulta pública sobre el RFID, motivada por su gran potencial y la rápida extensión prevista para esta tecnologías, y por cierta preocupación existente por el derecho a la privacidad, ya que una etiqueta no desactivada puede seguir emitiendo información en todo momento.