Durante la recuperación económica, la tasa de paro masculina ha disminuido poco a poco hasta situarse en un 17,22 por ciento a finales de 2016, una diferencia de 3,03 puntos con respecto al caso femenino que se posiciona como la mayor de los últimos diez años. De esta forma, a pesar de que en 2012 las tasas de paro femenina y masculina llegaron a igualarse, desde entonces ha ido incrementándose la diferencia y el desempleo vuelve a tener cara femenina. De igual modo ocurre con los contratos a tiempo parcial. Así, el 73 por ciento de este tipo de contratos tiene la firma de una mujer, tal y como arroja el estudio 10 años después de la Ley de Igualdad. Retrato de una Crisis elaborado por la consultora Concilia2. Sin embargo, no todo son datos negativos. La diferencia que separaba a emprendedores y emprendedoras se ha visto reducida en un 30 por ciento en los últimos diez años. Por último, la brecha de género en la jornada laboral se ha reducido un 6 por ciento desde 2008.