Lo que vale es la imagen global del producto, no la marcamadrid. En épocas de boyante piratería, como la actual, L'Oréal acaba de obtener una sentencia que dará mucho juego. El Tribunal Supremo ha ordenado a un competidor a indemnizarle por lanzar al mercado un producto de gran parecido externo a un fijador llamado Modeling (ya no está en el mercado) a pesar de que la copia utilizaba una marca registrada legalmente.La defensa del caso la ha llevado el despacho de Pintó, Ruiz del Valle -especializado en propiedad intelectual- que ha conseguido una contundente declaración de los jueces: que el peligro de confusión en el mercado no se produce por la similitud de las marcas sino por el parecido de los envases. "Hay que estar en la apariencia global de las creaciones formales tomando en consideración en ese conjunto los elementos diferenciadores y la fuerza distintiva absoluta y relativa de los mismos".Determinar cuándo dos productos llevan realmente a confusión es algo tan subjetivo que los tribunales deberán analizar caso por caso. En éste, queda acreditado el riesgo de asociación entre ambos productos al coincidir los colores de fondo en ambos envases junto a la combinación del color púrpura en la letra M y la sombra violeta de dicha letra. Además, coinciden los canales de distribución, los destinatarios y el segmento de mercado al que se destinan.La empresa demandada argumentó que el producto iba dirigido en su mayoría a los profesionales de la peluquería, donde no cabría error en la elección. No obstante, la compra del producto también estaba abierta al consumidor final y es ahí donde se comete la competencia desleal, según el Supremo.