El hijo del mítico piloto de ‘rally’ afronta su segunda temporada al volante de un monoplaza de F1El piloto de Toro Rosso tiene muy claro qué es lo que tiene que hacer para lograr su objetivo: deslumbrar y acabar en Red Bull. Constancia, talento y discreción son sus armas en la temporada de su vida. Carlos Sainz está tranquilo. Así se desprende de las palabras de un piloto que afronta su segunda temporada en la Fórmula 1, acaso la más importante de toda su carrera deportiva. Consciente de que en el año de rookie no pudo demostrar todo lo que lleva dentro, el español razona los siete abandonos de 2015, explica cómo lleva eso de compartir box con el nuevo Senna y deja claro cuál es su objetivo en la F-1. “El año pasado no tuve lo que merecía”. Sainz es tajante a la hora de señalar las causas del principal escollo a evitar esta temporada, las retiradas: “Todas fueron culpa de la fiabilidad, nunca por culpa mía”. En el Media Day organizado por la marca de bebidas energéticas que le patrocina antes del inicio de la temporada, el de Toro Rosso quiere pasar página y centrarse en su nuevo desafío, el año de la confirmación: “No voy a cambiar mi estilo de pilotaje, cuando haya que atacar seré el primero en tirar el coche y cuando toque asegurar, lo haré de la misma forma”. Ambición, orgullo y humildad podrían considerarse como tres virtudes que definen a Sainz. Su debut en la F-1 fue todavía más complicado -si cabe- por la expectativa generada en el box vecino, el de su compañero Max Verstappen, piloto más joven de la historia en incorporarse a la disciplina. Carlos se reivindica: “No veo mucha diferencia entre él y yo. En 2015 sólo firmó tres adelantamientos más. Yo hice muchas cosas buenas y espectaculares, que quizás no salieron por la tele, pero el equipo lo vio en el on board y la telemetría y lo valora”. Sainz aplicó psicología positiva al asunto: “Me dije que si es el nuevo Senna y consigo ganarle, ¿qué voy a ser yo? No tengo nada que perder. Confío en que le puedo ganar”. Consciente de la dificultad que entraña mantener un volante en la F-1, el español razona su hoja de ruta: “Sé que cuando llegas a Toro Rosso lo normal es que te concedan dos o tres años. Si lo haces de manera excelente, te dan la oportunidad en Red Bull, un equipo que suele estar para ganar o hacer pódiums”. Sainz no titubea: “Sé lo que tengo que hacer para impresionarles de verdad. Mi objetivo es acabar en Red Bull”. Para ello, ha cambiado su preparación física este invierno, con un entrenamiento que ha incluido ejercitarse junto al triatleta Mario Mola e incidir más en el karting. Aunque, eso sí, guarda secretismo en este punto, ya que el entrenamiento personal es “una de las claves que puede diferenciarte del resto”. ¿Y qué podemos esperar de la temporada 2016, a priori de transición antes de los esperados cambios de 2017? “Cada año que pasa hay más posibilidades de terminar con la dictadura de Mercedes porque disponen de menos margen de mejora”, comienza Sainz, que no oculta que su deseo es disfrutar de “una batalla a cuatro entre dos marcas compitiendo”. Eso sí, no duda en tirar con bala frente a los que califican la actual Fórmula 1 de aburrida: “La gente no se quejaba cuando había un Williams imparable y nadie le podía hacer sombra; se producían carreras aburridas, pero no estaba de moda criticar la F-1 como ahora”. Y va más allá: “Los pilotos hemos perdido cierto simbolismo de héroes, no lo parecemos hasta que pasa algo”, sostiene. Y puede que tenga razón cuando argumenta su postura: “No recuerdo más repercusión ni que me hayan echado más flores que tras el accidente que sufrí en Sochi”. La principal razón para que Carlos Sainz, hijo de un piloto de rallyes, escogiese el camino de la Fórmula 1 fue Fernando Alonso. Su mentor no lo está pasando bien y Carlos lo analiza: “No es bueno para la F-1 ni para la vista que McLaren esté tan atrás. Sería positivo verlos luchar con nosotros, significaría que han dado un paso adelante. Si se acercan a Red Bull o Ferrari este año, es posible que en 2017 ya puedan competir por el Mundial”. Quizás entonces volvería la gran afición de antaño, cosa que Sainz contempla de forma cristalina: “Si Alonso luchara por un campeonato, regresarían las audiencias del pasado. Fernando sigue siendo la clave, ojalá yo logre ser parte de ese factor, porque significará que estoy persiguiendo un título”. Si complicado es hacerse a las hechuras de un deporte-espectáculo-negocio con tantas aristas como la Fórmula 1 dentro de la pista, no lo es menos fuera de ella. Chicas, dinero, fama… “Si te lo propones, te puedes despistar”, reconoce Carlos, que añade: “La F-1 te da la oportunidad de perder la cabeza. Eso sí, tengo que decir que no me ha parecido para tanto. Ni hay muchas mujeres en el paddock ni existen tantas tentaciones”. La clave está en un rasgo heredado, la discreción. “No me veréis al estilo Hamilton, eso seguro. Las cosas que quiera que la gente sepa de mí ya las mostraré en las redes sociales”, resume. Y le creemos.