Argentina, México y Colombia comparten las mejores perspectivas frente a Venezuela y BrasilLatinoamérica ha sido tradicionalmente un importante nicho de mercado para las empresas españolas. Especialmente tras el estallido de la crisis, una situación que dio impulso a nuestras exportaciones y que, a día de hoy, pervive. De hecho, de 2014 a 2015, las exportaciones españolas a Latinoamérica crecieron en un 8,34 por ciento -según datos del Ministerio de Economía y Competitividad referidos a los diez primeros meses del año-. Además, las cifras provisionales de esta entidad para 2015 -actualizadas hasta septiembre- incluían un total de 36.396 compañías exportadoras a Latinoamérica, siendo México el país con mayor número de empresas, seguido de Chile y Colombia. Sin embargo, a estas buenas perspectivas se une un contexto político muy cambiante, ya que las elecciones han sido la nota dominante del último año. Tanto es así que, durante 2015, Estados como El Salvador, México, Venezuela, Haití, Guatemala y Argentina vivieron elecciones legislativas. Además, estos tres últimos países fueron testigos también de unos comicios presidenciales. No obstante, este contexto de cambio político no tiene por qué perjudicar a las empresas españolas que mantienen relaciones comerciales con estos países. “Existe una apuesta de continuidad por Latinoamérica, por lo que las inversiones españolas van a continuar más allá de las situaciones concretas de cada país”, asegura Rogelio Núñez Castellano, profesor del Instituto de Estudios Latinoamericanos (Ielat), de la Universidad de Alcalá de Henares. Siguiendo esta línea, en algunas zonas, las relaciones incluso mejorarán. Es el caso de Argentina: “La nueva situación política en Argentina es muy positiva, ya que la actitud de los Kirchner hacia los intereses españoles en Latinoamérica ha sido de cierto menosprecio y, ahora, las empresas españolas han visto con buenos ojos el cambio”, asegura Núñez. Aquí, el nuevo ejecutivo, encabezado por Mauricio Macri, ya ha iniciado una serie de reformas, como el final del cepo -medida que permitirá comprar y vender dólares en el mercado de forma libre-, con lo que se prevé un crecimiento de las exportaciones y de la inversión, junto a otras destinadas a luchar contra la inflación o la eliminación progresiva de subsidios. De esta forma, y en palabras de Núñez, “aunque desde el punto de vista social los cambios no van a gustar, ya que tendrán una serie de costes y provocarán que la economía entre en decrecimiento, en el largo plazo darán sus frutos”. Así, aunque el cambio en Argentina se ve como una paso muy importante, todavía será necesario esperar unos dos o tres años para que la situación se estabilice y sea posible desarrollar así todo su potencial. Por el contrario, a día de hoy, otra de las grandes preocupaciones para las empresas españolas es Brasil, ya que la crisis económica en la que se encuentra inmerso el país está poniendo en cuestión la viabilidad de la primera potencia económica latinoamericana -los analistas brasileños estiman que el mercado reduzca sus ganancias un 31 por ciento durante el actual ejercicio, a lo que se une “la deuda pública del país y una altísima inflación”, tal y como confirman desde HSBC. La situación es todavía más dramática para las pymes, debido al alto proteccionismo y a los aranceles. Siguiendo esta tendencia, son muchas las voces que achacan todos estos cambios políticos a la crisis económica. Este es el caso de Venezuela, tal y como defiende Nuñez: “La inflación es un cáncer que va mermando los apoyos sociales y será la encargada de acabar con el chavismo, por encima de la oposición”. A día de hoy, la tensa situación en Venezuela no anima al fomento de las buenas relaciones comerciales. Así, según Núñez: “Aunque la oposición es más favorable a la llegada de inversiones extranjeras, se trata de un elemento secundario, ya que hay otros temas más importantes sobre la mesa, como el colapso total y la crisis institucional que vive el país”. Por tanto, parece que Venezuela deberá pasar todavía por varios años de inestabilidad, lo que dificultará las relaciones con nuestras compañías. Sin embargo, el proceso de regeneración política va mucho más allá de la situación económica, tal y como se vislumbró en los comicios de Guatemala, un país donde la inflación estaba contenida. “El problema allí fue social: las clases medias, cada vez más fuertes, reaccionaron contra la corrupción, acabando así con el presidente de la república”, asegura Nuñez. Crecimiento a dos velocidades Frente a las numerosas cuestiones que despiertan Venezuela, Brasil y Argentina -habrá que esperar a ver cómo afectan los cambios-, otros países se ven como posibles socios de gran rentabilidad. Se trata de Chile, Colombia, Ecuador -gracias al dólar americano- y Perú -que celebrará elecciones presidenciales en abril y donde es probable que se produzca un cambio, como suele ocurrir en el país-. Por su parte, México, a pesar de su pequeño crecimiento, se posiciona como el Estado que mejor se está comportando económicamente dentro de las grandes economías de Latinoamérca, gracias, entre otros aspectos, a sus buenas relaciones con EEUU. Así, parece que el crecimiento del comercio internacional es una tendencia imparable. En esta línea, el futuro de los españoles en la zona debe pasar por la consolidacion de las grandes compañías y la llegada de las pymes.