Tres jóvenes emprendedores montan un restaurante sólo con máquinasNueva york. En el estresante bullicio de Manhattan, comer sentado se ha convertido en un verdadero lujo. En una de las más concurridas calles del Lower East Side, Saint Marks Place, donde el público juvenil invade diariamente las aulas de la Universidad de Nueva York, cuatro jóvenes emprendedores que no alcanzan la treintena han decidido modernizar un sistema que data de 1908 y que en Estados Unidos se conoce con el nombre de automac. Sí, esas máquinas que durante décadas ofrecían menús calientes vuelven a hacer furor en pleno siglo XXI. En tan sólo una semana, desde su apertura, las ofertas sobre posible franquicias inundan la oficina aunque, de momento, "queremos asegurarnos que este primer establecimiento mantiene la calidad suficiente antes de lanzarnos a otros mercados", explica David Leong, responsable de Desarrollo de Bamn!. Por ocho cuartos o quarters, el equivalente a dos dólares, se puede disfrutar de una hamburguesa, unos nuggets o de unos macarrones con queso. Los productos han sido diseñados en pequeñas porciones, con cierto aire europeo, que permite a los clientes preocupados por su dieta darse un respiro sin tener que hacer matemáticas puras para discernir cuántas calorías están consumiendo. "Cambiamos cada semana de menú y siempre nos aseguramos que las máquinas dispensadoras y los alimentos son de extrema calidad" aclara Nobu, responsable de Marketing y encargado de diseñar el local. La idea del negocio surgió tras un viaje que David y Robert Kwak, otro de los socios, realizaron a Amsterdam donde se aficionaron a comer pequeñas porciones de comida por muy poco dinero. "Los jóvenes viajan con poco presupuesto y, en muchas ocasiones, un bocado se convierte en todo un lujo", relata un sonriente Nobu. "La idea de las automac nos solucionó el problema de tener que contratar demasiado personal ya que estamos abiertos 25 horas, es decir, siempre", añade. Durante el día, dos personas en el mostrador y cuatro en la cocina se encargan de despachar aquello que no se puede conseguir en las máquinas, como son las bebidas y las patatas fritas. Por las noche, tan sólo dos empleados se encargan de atender el establecimiento. El diseño del lugar también juega un papel importante. En 1908, cuando el automac se inauguró, podías sentarte a comer un menú completo. Pero, en el renovado concepto, "no hay tiempo para descansar por eso no tenemos asientos", dice Nobu, "aunque debido a la comunidad de jóvenes que vive en el vecindario hemos querido crear una especie de "pista de baile", donde se come y se charla. Es un lugar en el que muchos se dan cita tras una noche de juerga y no es extraño que a las cuatro de la madrugada se convierta en un after ya que la música nunca deja de sonar e, incluso, las luces bajan su luminosidad para dar cierto halo de misterio a la noche neoyorquina. "Queremos transmitir buenas vibraciones, aquí todo es positivo y, por eso, nuestro local abre toda la noche sin miedo", asegura el diseñador. El diseño de la marca, los colores, menús y etiquetas es completamente útil, fácil, con una mezcla del carácter europeo y estadounidense.Desde luego, llevar a cabo este proyecto, que sus creadores definen como el próximo Starbucks de la comida, por su calidad y su manejabilidad, no ha sido una tarea fácil. Los cuatro socios han puesto el dinero de su bolsillo, gracias a ayuda de familiares, amigos y algún que otro crédito, además ha sido necesario cerca de medio millón de dólares y dos años de planificación para hacer realidad este nuevo concepto de restaurante de comida rápida. De momento, "no nos queremos precipitar y dejar que el espíritu del proyecto se nos vaya de las manos aunque quizás abramos más a nivel internacional", declara Leong. "Si abriéramos un Bamn! en España hay que tener en cuenta que nos encargaríamos de adaptar el menú con platos locales" añade Nobu.