madrid. ¿Estaría dispuesto a denunciar a su propia empresa por una buena causa? Algunos países como Estados Unidos e Inglaterra piensan que sí merece la pena premiar los chivatazos y la confidencias de fraudes, sobornos, escándalos o de cualquier delito porque, al final, todos salen ganando. Es, por ejemplo, lo que ocurre en Estados Unidos en el sector sanitario. Entre 2000 y 2004, el Departamento de Justicia federal ha logrado recuperar un total de 6.642 millones de dólares en multas y acuerdos alcanzados en los tribunales, que tuvieron que resarcir, en su mayoría, compañías de seguros y laboratorios por afectar a los presupuestos federales. Muchas de estas investigaciones partieron de denuncias de particulares que posteriormente han sido, como fija la ley, muy bien recompensadas. Así tres trabajadores del laboratorio Schering Plough se repartieron 31,7 millones de dólares en 2004, como parte de la sanción de 346 millones de dólares impuesta al laboratorio para zanjar un litigio en los tribunales. No en balde el empleado de una compañía, funcionario o el ciudadano de a pie se juega mucho al dar ese paso, por lo que no se puede ver expuesto a represalias o consecuencias imprevistas, simplemente por un concepto tan escurridizo como el deber cívico.En la mejor tradición anglosajona, el Ministerio de Sanidad del Reino Unido dispone de una línea telefónica para denunciar las sospechas de fraude que se suceden en la sanidad. Incluso se ha ido más lejos al aprobar un plan en 2003 para implicar a los farmacéuticos ingleses y galeses en la lucha contra el fraude en los medicamentos. Así, el Sistema Nacional de Salud incentiva a los farmacéuticos que identifiquen una prescripción fraudulenta o den información que conduzca a la investigación de un paciente mediante una recompensa de 70 libras. Es el llamado Sistema de Recompensa Farmacéutica, que también se quiere extender a otros profesionales, como dentistas y ópticos. Además el dinero recuperado por la única oficina en Europa que lucha específicamente contra el fraude y la corrupción en la sanidad inglesa (CFSMS) que dirige Jim Gee es, finalmente, invertido en la mejora de la sanidad.Cultura de la denunciaPero, ¿qué ocurre cuando se tiene poco que ganar y mucho que perder? Simplemente que no hay denuncias que surjan desde dentro de las compañías o de las administraciones públicas. Según fuentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil que investiga delitos de consumo y medio ambiente, en España "no existe una cultura de la denuncia" por parte de los particulares y la mayoría de los casos que investiga esta Unidad se deben a investigaciones de oficio. Son, por tanto, los cuerpos de policía y seguridad del Estado, la fiscalía o los servicios de inspección sanitaria quienes tienen que escarbar y sacar adelante, con muy pocas ayudas, los fraudes, abusos e irregularidades que acaban saliendo a la luz a cuentagotas.A diferencia de Estados Unidos, donde la Ley de Reclamaciones Falsas (The False Claims Act) permite la gratificación del demandante con sumas que alcanzan hasta el 25 por ciento del total recuperado por la administración federal, en los países mediterráneos no existe la figura legal de la recompensa y, además, está mal vista, por lo que apenas hay denuncias. La Administración sí ganaTan sólo las administraciones consiguen dividendos de las multas y sanciones impuestas por las infracciones o delitos. Así ocurre, por ejemplo, con la ley antitabaco. La ministra de Sanidad, Elena Salgado, animó recientemente a todos los ciudadanos a denunciar a los locales hosteleros de más de cien metros cuadrados que incumplan la Ley Antitabaco, sin que, por ahora, el anuncio haya tenido mayores consecuencias, a pesar de las múltiples evidencias. Y eso que lo que está en juego es, ni más ni menos, que la salud pero, en cambio, no existe bolsa. Sólo para las comunidades autónomas, que sí se repartirán el dinero recaudado en concepto de multas y sanciones por incumplimiento de la Ley Antitabaco. Hacienda lleva algunos años promocionando las denuncias anónimas de los trabajadores a través de su página web. Aunque todavía son pocas las personas que logran acreditar un delito fiscal por parte de su empresa. Y también el Ministerio de Trabajo promueve las denuncias por la falta de prevención de riesgos laborales. La vía de queja más frecuente en España son las asociaciones de consumidores. En el caso del tabaco, la Federación de Consumidores en Acción (FACUA) ha presentado varias denuncias contra tres locales de hostelería de Sevilla y dos de Madrid, que ha remitido a las administraciones implicadas. Además ha habilitado una dirección de correo electrónico (sintabaco@facua.org), donde los ciudadanos pueden informar de las irregularidades que detecten.